Instrumentos musicales

Son objetos utilizados para aumentar el limitado campo de los sonidos musicales —tales como palmadas, patadas, silbidos, zumbidos y canto— que puede producir el cuerpo humano. En las diferentes latitudes los instrumentos varían mucho en propósito y diseño, desde los objetos naturales no elaborados, como las caracolas, a los complicados productos de la tecnología industrial.

El sonido se produce por una vibración transmitida hasta el oído interno mediante el aire. Las vibraciones violentas o irregulares se interpretan como ruidos, mientras que las regulares producen notas que pueden ser agradables. Cuanto más rápida sea la vibración más agudo es el sonido que se percibe.

Algunos órganos de tubos abarcan todo el ámbito de audición del hombre: de unos 15 Hz (hercios o ciclos por segundo) a 20.000 Hz, más de diez octavas, pero la mayoría de los instrumentos tienen una extensión más limitada. Además, muchos producen sólo un sonido sin altura determinada.

Los sonidos de los instrumentos musicales son producidos y modificados por tres componentes:

1. la materia que vibra (como la cuerda del violín), que entra en movimiento por el frotamiento, el soplado, el golpeado o cualquier otro método;
2. el cuerpo resonador, amplificador o reflector (caja de resonancia o tubo); y
3. mecanismos asociados para la variación del sonido como llaves, válvulas, trastes y sordinas.

Sistema de clasificación

Hay una amplia variedad de formas de agrupar los instrumentos. Una de ellas es atendiendo a sus materiales de construcción: metal, madera, barro, cuero y así sucesivamente. Esta es una convención seguida en el este de Asia y en cierta medida en la orquesta occidental con las familias de viento madera y viento metal.

Esta división no es totalmente lógica ya que, por ejemplo, clasifica dentro del viento madera a las flautas y saxofones metálicos. Otro sistema consiste en agrupar los instrumentos por su uso principal (religioso, militar, doméstico), o sus funciones musicales (rítmica, melódica, armónica).

En 1914 apareció un completo aunque complicado sistema conocido como el sistema Hornbostel-Sachs. En él se delimitan las familias instrumentales según lo que vibra y produce el sonido. Estas familias se denominaron: idiófonos (autorresonadores, sobre todo objetos sólidos); membranófonos (resonadores de membrana o parche); aerófonos (resonadores de aire) y cordófonos (resonadores de cuerda). Una quinta familia se ha añadido en los últimos años, los electrófonos (circuitos osciladores electrónicos).