De la cámara oscura al cinematógrafo

A principios del siglo XVI, Leonardo da Vinci construyó la famosa cámara oscura, que servía para observar las relaciones exactas entre los objetos de la naturaleza, además de estudiar la anatomía humana. Esta cámara tenía la característica de mostrar tal cual eran los objetos y sus colores, pero en posiciones invertidas, debido al cruce de los rayos de luz al pasar por el orificio.

Tanto en Estados Unidos como en Europa, se animaban imágenes dibujadas a mano como forma de diversión, empleando dispositivos que se hicieron populares en los salones de la clase media.

Concretamente, se descubrió que si 16 imágenes de un movimiento que transcurre en un segundo se hacen pasar sucesivamente también en un segundo, la persistencia de la visión las une y hace que se vean como una sola imagen en movimiento.

El zoótropo que ha llegado hasta nuestros días consta de una serie de dibujos impresos en sentido horizontal en bandas de papel colocadas en el interior de un tambor giratorio montado sobre un eje; en la mitad del cilindro, una serie de ranuras verticales, por las cuales se mira, permiten que, al girar el aparato, se perciban las imágenes en movimiento. Un ingenio algo más elaborado era el praxinoscopio, del inventor francés Charles Émile Reynaud, que consistía en un tambor giratorio con un anillo de espejos colocado en el centro y los dibujos colocados en la pared interior del tambor. Según giraba el tambor, los dibujos parecían cobrar vida.

Más tarde se crearía la linterna mágica, cámara también oscura que proyectaba desde dentro hacia afuera. La Magia Catrópica fue la primera, creada por Athanasius Kircher en 1645.

Fue en 1824 cuando Peter Mark Roget publicó los resultados de sus estudios sobre la persistencia de la imagen en la retina (persistencia retiniana). Poco tiempo después apareció el traumátropo, que consistía en un cartón colgado de dos hilos; en una de las caras había un pájaro dibujado y en la otra una jaula, lo que permitía verlo dentro de ella al girar los hilos, ya que la imagen en nuestra retina se confunde.

Tiempo después, Antoine Plateau creó el fenaquistiscopio, dos cartones cortados en forma de disco; uno estaba pintado de negro y con varias ranuras que coinciden con figuras dibujadas en el otro disco, lo que al girar, da la sensación de una imagen animada.

Hasta 1890, los científicos solo se habían interesado por la fotografía, sin tomar mucho en cuenta la cinematografía. Hasta que Thomas Alva Edison construyó el Black Maria, un laboratorio ubicado en Nueva Jersey (USA), donde realizaba sus experimentos sobre imágenes en movimiento que se convirtió en el primer estudio de cine del mundo. Desde ese momento, muchos consideraron a este hombre como el diseñador de la primera máquina de cine, el kinetoscopio.

El kinetoscopio tenía unos 15 metros de película en una especie de pelo interminable, que el espectador, depositando una moneda, tenía que ver a través de una pantalla de aumento. Finalmente quedó como una curiosidad de museo. Más tarde se crearía la linterna mágica, cámara también oscura que proyectaba desde dentro hacia afuera. La Magia Catrópica fue la primera, creada por Athanasius Kircher en 1645.