Garantías Individuales

En la Constitución se otorgan dos tipos de derechos: los individuales y los sociales.

Ningún individuo es más importante que otro. En México no existen esclavos ni nobles, y los derechos humanos que la Constitución reconoce están garantizados para todas las personas.

La Constitución garantiza un gran espacio de libertad para cada individuo: todos podemos pensar, decir, oír, escribir o hacer lo que queramos siempre que no dañe a los demás.

Por ejemplo, tenemos libertad de expresión. El derecho a la información significa que podemos exigir que los periódicos, la radio y la televisión nos informen con veracidad lo que sucede en México y en el mundo. Otra libertad muy importante es la de escoger nuestro trabajo. Nadie puede imponernos un empleo en contra de nuestra voluntad.

También tenemos el derecho a la seguridad. Podemos vivir tranquilos porque la Constitución prohibe que la gente use la violencia para resolver diferencias o reclamar sus derechos.

Las autoridades tampoco deben actuar en contra de nuestra salud, de nuestras libertades o de nuestras propiedades. Antes de privar a alguien de sus posesiones o de meterlo en prisión, se le debe realizar un juicio.

La Constitución da seguridad y nos permite vivir en paz. Así como los jueces son los únicos encargados de impartir justicia, los únicos autorizados para investigar los delitos son los agentes del Ministerio Público y las policías que los auxilian. Los acusados por algún delito no deben ser amenazados ni sufrir maltratos al ser detenidos.

Otro derecho que nos da la Constitución es la libertad de creencias. Podemos elegir nuestra religión o no creer en ninguna. Además, la Constitución separa las actividades de las iglesias de las responsabilidades del Estado. Por eso la educación que imparte el Estado es laica. El gobierno, a su vez, no debe intervenir en la vida interna de las iglesias.