Desarrollo de las ciudades

Después del año 4000 a.C. apareció una de las creaciones más complejas de la humanidad: la ciudad. Desde este punto de vista, la tecnología no puede describirse sólo en términos de herramientas simples, avances agrícolas y procesos técnicos como la metalurgia, ya que la ciudad es en sí misma un sistema tecnológico.

A medida que la población fue aumentando, el hombre tuvo que organizarse mejor y conseguir alimento suficiente para todos. Éste es un hecho evidente en los primeros símbolos escritos que se usaron para representar una ciudad: un círculo con redes de líneas que indicaban los primeros sistemas de transporte y comunicaciones.

La aparición de la ciudad hizo posible un excedente de alimentos y una abundancia de riqueza material que posibilitó la construcción de templos, tumbas y amurallamientos. La acumulación de metales preciosos, la construcción de murallas defensivas, y el control de los ejércitos y los sacerdotes aseguraron la ascendencia del rey, al que puede denominarse el primer tecnólogo urbano.

Los egipcios destacaron en el campo de varias ciencias

Sus conocimientos de Astronomía se evidencian en la creación de un calendario muy perfecto de 365 días, con 12 meses de 30 días cada uno y cinco días sobrantes al final.

Llegaron a conocer con exactitud el valor del pi -símbolo matemático-, idearon una ingeniosa tabla de multiplicar, desarrollaron la agrimensura y la trigonometría, aunque desconocían el símbolo cero. Fueron además, capaces de elaborar productos curativos que actuaban eficazmente sobre órganos específicos. Los egipcios además, inventaron el reloj solar y la fabricación del papel y del vidrio. Los egipcios mejoraron la tabla de arcilla, que era difícil de manejar, con la fabricación de un material similar al papel sobre el cual escribían con jeroglíficos.

Este material se fabricaba utilizando la planta del papiro. Además, la ciudad provocó una nueva división del trabajo: el sistema de castas. Esta estructura proporcionaba seguridad, estatus social y ocio a la clase intelectual de los escribas, médicos, profesores, ingenieros, magos y adivinadores.