Transporte acuático

El transporte acuático comenzó su perfeccionamiento muy temprano en la historia por la necesidad de las poblaciones de concentrarse en las costas de ríos, lagos y mares. Las primeras embarcaciones fueron sólo balsas y flotadores hasta que se inventó un tronco ahuecado ése fue el primer barco. Los antiguos romanos, por ejemplo, utilizaban embarcaciones a vela equipadas con varios bancos de remos para transportar a sus ejércitos hasta Cartago y otros frentes de operaciones.

La construcción de barcos y el aparejo y manipulación de las velas fueron mejorando con el tiempo. Estos cambios, junto con la incorporación de la brújula, hicieron posible la navegación en mar abierto sin avistar la costa.

En nuestros días, cuando sólo existen yates de recreo y de deporte, tenemos que conformarnos con las películas de cine para contemplar los grandes veleros que hasta principios de este siglo surcaban los mares.

En la actualidad hay muchos tipos de barcos y buques construidos con toda clase de materiales, desde juncos y cañas, pieles de animales, plástico, fibra de vidrio, hasta el hierro y el acero. El motor diesel ha supuesto para los barcos modernos un funcionamiento más económico que ha reemplazado en gran medida a los motores de vapor. La utilización de la energía nuclear en los barcos está restringida en la actualidad a los navíos militares. Otro avance en la navegación moderna es el aerodeslizador, embarcación que va sobre un colchón de aire a unos centímetros del agua o del terreno.