Ecología y medio ambiente

La ecología es la ciencia natural que se encarga del estudio de la relación entre los organismos y su medio ambiente físico y biológico. Existen distintos factores que componen el medio ambiente físico entre los cuales incluyen la luz y el calor o radiación solar, la humedad, el viento, el oxígeno, el dióxido de carbono y los nutrientes del suelo, el agua y la atmósfera. Y para el medio ambiente biológico está formado por los organismos vivos, principalmente plantas y animales.

Para poder estudiar el medio ambiente la ecología se sirve de varias disciplinas como la climatología, la hidrología, la física, la química, la geología y el análisis de suelos y para estudiar las relaciones entre organismos, la ecología recurre a ciencias tan dispares como el comportamiento animal, la taxonomía, la fisiología y las matemáticas.

La palabra ecología deriva del griego oikos, que quiere decir casa, y logos que significa estudio. Así, podemos definir la ecología como la rama de la biología que se ocupa del estudio de los seres vivos y de su medio ambiente. Es una ciencia que analiza -específicamente- los lazos que los unen entre sí y aquellos que los relacionan con los lugares en los cuales viven.

 

La influencia de los bosques en el medio ambiente

La acción del bosque sobre el medio ambiente se manifiesta de múltiples maneras. Las formaciones arbóreas protegen el suelo sobre el que crecen, al impedir que el agua lo golpee con fuerzas, provocando erosión o se evapore con demasiada rapidez.

Esta mayor humedad presente bajo los árboles favorece el crecimiento del bosque y de todos los seres asociados al ambiente, y favorece la formación y fijación del suelo.

Los bosques favorecen también la formación de suelo, cuando sus raíces alcanzan la capa mineral y la descomponen, liberando sales minerales y otras sustancias nutritivas que toman y llevan, mediante la savia, hasta la superficie. Estas sales son devueltas a la tierra superficial cuando se descomponen las hojas, ramas, flores, frutos y raíces que caen al suelo, contribuyendo a la formación del humus o tierra vegetal o incluso tierra de hojas.

El humus o tierra de hojas está constituido por material inerte; entre otros, por arenas, maicillos y cenizas, con una importante cantidad de materia orgánica formada por restos de seres vivos descompuestos, sean estos vegetales o animales. El humus actúa como elemento conservador y movilizante tanto de las reservas nutritivas como de la humedad del suelo.

La intervención en el ciclo de los gases es otra de las formas en que los árboles evidencian su influencia sobre el medio, pues como resultado de la fotosíntesis se produce la captura de dióxido de carbono y la liberación de oxígeno, que todos los seres vivos, incluido el hombre, necesitan para respirar. Incluso los mismos árboles emplean para su respiración una parte del oxígeno que ellos producen, no obstante que gran parte de este gas es utilizada por los animales y por los microorganismos del suelo encargados de descomponer los materiales orgánicos de desecho, tales como hojas, madera, cadáveres o excrementos de animales.