Estructura de los bosques

El bosque natural es el último eslabón de una larga cadena que generalmente se inicia en zonas rocosas. A lo largo de miles de años la roca desnuda se descompone por acción del clima y del tiempo, formando partículas de suelo. Cuando se forma suficiente suelo, las primeras plantas pueden prender. Al morir y descomponerse, estas plantas pasan a formar parte del suelo y lo enriquecen con su materia orgánica. Gracias a ellas, otras plantas más complicadas y grandes pueden desarrollarse.

Así, se entra a una etapa de arbustos y, por último, crecen grandes árboles que forman el bosque. Otros bosques se forman a partir de las aguas. Cuando las plantas acuáticas mueren forman suelo en los pantanos. Cuando se acumula suficiente materia orgánica, pueden prender las primeras plantas terrestres, como los juncos. De a poco, los juncos dan lugar a plantas mayores, arbustos y por último, a los árboles.

La transición que se provoca desde que un cierto número de árboles pasa a ser bosque tiene consecuencias para los ejemplares que lo constituyen, ya que hay especies, como los robles y los abedules que se desarrollan bien en grupos distantes.

La forma de la copa es un factor muy importante para el desarrollo de las propiedades y características del bosque, puesto que algunas especies pueden crecer elevándose en forma cerrada y espesa hacia la luz, con lo que logran proporcionarse sombra para protegerse de la radiación. Cuando los árboles no pueden avanzar hacia arriba, las ramas laterales no se desarrollan; por tanto, las especies que crecen poseen un tronco alargado y sin ramas.

En la organización del bosque también es fundamental la asociación entre las especies cuando estas son diferentes, de modo tal que se adapten entre sí. Esto significa que para que un bosque heterogéneo tenga un crecimiento uniforme, sus árboles deben tener un rendimiento similar sobre el lugar donde crecen, ya que de lo contrario las especies que crecen más lentamente serían sobrepasadas y prácticamente ahogadas por las más rápidas.

A pesar de las diferencias que puedan existir entre los distintos tipos de bosques, por lo general se pueden reconocer tres capas de altura: una, a partir del estrato de musgos y hojas; otra con un estrato de arbustos, conocida como sostobosque, y finalmente una capa superior formado por árboles y copas. En esta última, llamada dosel del bosque, se concentran las copas de los árboles, en las que crecen las hojas que realizan la función fotosintética.