Dos Nobel de narrativa

La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, coincidió con un rebrote del interés de los escritores latinoamericanos por sus características distintivas y sus propios problemas sociales. A partir de esa fecha, y cada vez en mayor medida, los autores latinoamericanos comenzaron a tratar temas universales y, a lo largo de los años, han llegado a producir un impresionante cuerpo literario que ha despertado la admiración internacional.

La obra de los narradores contemporáneos es tan vasta y variada, que resulta imposible agruparla en torno a movimientos o tendencias claramente delineadas. El realismo mágico, por ejemplo, cuyo exponente máximo es el colombiano García Márquez, tiene muchos seguidores, pero se basa más que en el estilo, en la capacidad de los autores de desentrañar realidades cotidianas que poco tienen que ver con la lógica o el racionalismo imperante.

La elevación, iluminación, desvanecimiento o multiubicuidad de algún personaje, por ejemplo, obedece más a la manera de observar la realidad, que a condiciones o propósitos mágicos.

Miguel Angel Asturias

Miguel Ángel Asturias  (1899-1974), autor, diplomático y premio Nobel guatemalteco, nacido en Ciudad de Guatemala. Recibió una esmerada educación, que llegó hasta el nivel universitario. Se recibió de abogado y viajó a Francia para hacer estudios de posgrado. En el viejo continente reafirmó su idea de escribir sobre la realidad americana y, particularmente, sobre la población indígena de su país. Concibió así, en 1930, Leyendas de Guatemala , en donde rinde homenaje y divulga el pasado precolombino de la población autóctona.

En una nación de tanta población indígena y mucha agitación política, Asturias derivó hacia la literatura de alto contenido social y político, y escribió, en 1933, El señor Presidente, aguda crítica y denuncia de las injusticias bajo la dictadura de Manuel Estrada Cabrera.

Después escribió novelas y relatos entre las que destaca la trilogía formada por Viento fuerte(1950), El Papa verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960). Otras novelas son Mulata de tal (1963), Malandrón (1969) y Viernes de Dolores (1972). Su producción teatral es poco conocida y trata más o menos los mismos temas, como Chantaje Dique seco ambas de 1964. Su novela Viento fuerte fue citada en el discurso de entrega del Premio Nobel, que le fue concedido por «sus coloridos escritos profundamente arraigados en la individualidad nacional y en las tradiciones indígenas de América».

Parte del reconocimiento del pasado maya-quiché de centroamérica, fue la traducción al español que Asturias hizo del Popol Vuh , libro sagrado de los mayas. Asturias obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1967.

Gabriel García Márquez

Crónicas periodísticas y guiones para películas fueron los primeros escritos de Gabriel García Márquez . Los hacía para ganarse la vida cuando decidió que la carrera de Derecho no satisfacía sus expectativas.

Este escritor colombiano nació en el pueblo de Aracataca, en la costa caribeña de su país y fue criado por sus abuelos. De su abuela escuchó las primeras narraciones populares y costumbristas que despertaron las imágenes que hasta hoy pueblan sus escritos. «Todo cuanto escribo yo lo había visto a los ocho años», afirma el propio escritor.

Sus primeros cuentos se publicaron en el diario El Espectador, de Bogotá, en 1946.

Su primera novela fue La hojarasca (1955). Luego vinieron Los liros , El coronel no tiene quien le escriba , Los funerales de la Mama Grande y La mala hora. En 1967 dio a luz a la obra que marca un hito de toda la literatura americana: Cien años de Soledad.

El «boom»

La obra principal de Gabriel García Márquez dio origen al movimiento conocido como «boom» de la literatura latinoamericana, y del cual forman parte el argentino Julio Cortázar, el mexicana Carlos Fuentes y el peruano Mario Vargas Llosa, entre otros.