La guerra con los Estados Unidos de América

La situación del país era cada vez peor. Poca gente pagaba impuestos y el gobierno no podía cubrir los gastos de la administración. Las deudas, los pleitos entre los propios mexicanos y la inseguridad aumentaban. En el norte, algunas tribus indígenas no habían sido totalmente sometidas y asaltaban los poblados; en Yucatán los mayas se rebelaron contra los habitantes de las ciudades, por causa de las injusticias que se cometían contra ellos.

Como casi todos los pobladores de Texas eran de origen norteamericano, en 1845 este territorio decidió unirse a los Estados Unidos de América. La unión de Texas a los Estados Unidos y la ambición de ese país de apoderarse de territorio mexicano provocaron la guerra con los Estados Unidos.

El límite de Texas era el río Nueces, pero al unirse a los Estados Unidos de América los texanos dijeron que su frontera llegaba hasta el río Bravo (o Grande), más al sur. México protestó, pero los estadounidenses ocuparon el territorio entre los dos ríos. Hubo enfrentamientos entre soldados mexicanos y norteamericanos, y con ese pretexto los Estados Unidos declararon la guerra a México.

Un ejército estadounidense tomó Matamoros y luego Monterrey; otro ocupó Nuevo México y California. Un tercero desembarcó en Veracruz, atravesó ese estado y el de Puebla, y puso sitio a la capital. Los mexicanos no tenían un buen ejército, armas suficientes, ni dinero. Además, seguían divididos: liberales y conservadores luchaban entre ellos, mientras los norteamericanos avanzaban hacia la ciudad de México.

No hubo victorias para los mexicanos, en esta guerra, pero sí heroísmo y sacrificio. Santa Annaestuvo a punto de lograr el triunfo en la batallas de La Angostura, en febrero de 1847, pero su acostumbrada falta de constancia y de responsabilidad lo hizo fracasar, como sucedería en el mes siguiente en cerro Gordo. Veracruz fue defendido por todos sus habitantes, pero cayó en marzo, tras veinte días de combate.

En la batalla de Churubusco, en agosto, el general Pedro María Anaya finalmente tuvo que rendirse. Las batallas de Molino del Rey y de Chapultepec se libraron del ocho al trece de septiembre de 1847 . En esta última se batieron gloriosamente el general Nicolás Bravo y el coronel Santiago Felipe Xicoténcatl, que murió en la acción. También perdieron la vida seis de los cadetes que estudiaban en el Colegio Militar. Nosotros veneramos la memoria de esa defensa en la figura de los Niños Héroes: Juan de la Barrera, Juan Escutia, Francisco Márquez, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca y Vicente Suárez.

Todos los sacrificios, todo el heroísmo del pueblo mexicano fueron inútiles. La toma de la ciudad de México ocurrió el 14 de septiembre de 1847, y ese día los mexicanos vieron ondear la bandera enemiga en el Palacio Nacional. La ocupación duró nueve meses.

Las consecuencias de la guerra fueron desastrosas. Para terminar la ocupación, México fue obligado a firmar el Tratado de Guadalupe Hidalgo, por el cual perdió Nuevo México, la Alta California, Texas y la parte de Tamaulipas que está entre los ríos Nueces y Bravo. Recibió quince millones de pesos. El país vio reducido su territorio a poco menos de la mitad pero la guerra hizo que los mexicanos por primera vez sintieran la necesidad de estar unidos.

Los presidentes que siguieron, José Joaquín de Herrera Mariano Arista, hicieron grandes esfuerzos por reorganizar el gobierno, pero en 1853 volvió al poder Santa Anna y malgobernó al país durante los dos años siguientes.