El despotismo ilustrado

Las ideas políticas de los pensadores ilustrados influyeron en la forma de gobernar de algunos reyes europeos del siglo XVIII. Los déspotas ilustrados, como se les llamó, adoptaron algunas de esas ideas sobre el origen de la soberanía popular. Según los defensores del despotismo ilustrado, los pueblos otorgaban el poder a los reyes por ser personas sabias y prudentes. La función principal del rey era proporcionar felicidad a sus súbditos. Para ello se rodearon de sabios que les ayudaran a administrar el reino con base en la razón y a elaborar leyes acordes con la naturaleza de sus gobernados.

Con el fin de fortalecer su poder, los déspotas ilustrados introdujeron reformas encaminadas a fomentar la economía. Además, reorganizaron sus territorios para cobrar más impuestos y controlar mejor a súbditos. En materia judicial, crearon nuevos códigos para abolir la tortura como forma de castigo. También promovieron la educación, creando escuelas de primeras letras y apoyando con recursos de todo tipo a las academias científicas y universidades. El despotismo ilustrado se instauró en Rusia, Prusia, Austria y España.