Estalla el conflicto

El asesinato, cometido por simpatizantes con la causa los eslavos del Sur, fue utilizado de inmediato por los gobiernos de Austria y Alemania como pretexto para la guerra, encaminada a afirmar la influencia del primero en los Balcanes.

Austria declaró la guerra a Serbia el 28 de julio, ya fuera porque creía que Rusia no llegaría a unirse a Serbia o porque estaba dispuesta a correr el riesgo de un conflicto europeo general con tal de poner fin al movimiento nacionalista serbio. Rusia respondió movilizándose contra Austria. Alemania advirtió a Rusia de que si persistía en su actitud le declararía la guerra, y consiguió que Austria accediera a discutir con Rusia una posible modificación del ultimátum enviado a los serbios.

No obstante, Alemania insistió en que los rusos retiraran sus tropas inmediatamente. Rusia se negó a hacerlo y Alemania le declaró la guerra el 1 de agosto.

Desplazamiento del foco

Como el pretexto de la guerra era el asesinato de Sarajevo, lo lógico habría sido que el conflicto austro-servio fuese el eje de toda la historia, Pero no fue así. Dentro del conflicto global, el problema austro-servio se convirtió en un detalle menor. La característica principal de esta guerra, que luego se conocería como la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, está en la simultaneidad de los escenarios, los llamados «frentes«.

Dos son los principales: el del Oeste, con la lucha entre los Aliados (Alemania y AustriaHungría) y los miembros de la Entente (Francia, Gran Bretaña, Rusia y Servia), y el del Este, o el conflicto germano-ruso.

Avance alemán

El 1º de agosto de 1914 Alemania declaró la guerra a Rusia, aliada de Servia. El 2 de agosto las tropas germanas entraron en territorio francés, aunque la guerra no fue declarada sino al día siguiente. La actitud adoptada por Gran Bretaña en el conflicto se decidió por el comportamiento de Alemania frente a Bélgica.

En virtud de un tratado, Alemania, corno Francia e Inglaterra, estaba obligada a respetar la neutralidad de Bélgica en cualquier guerra europea. Los franceses, en la creencia de que no podían ser atacados por ese lado, no tenía protegida su frontera belga con defensas tan fuertes como las construidas en la frontera alemana.

El plan de campaña germano consistía en cruzar Francia antes de que los rusos se aprestasen a entrar en lucha, y el camino más fácil para lograr este objetivo pareció ser la invasión de Francia a través de Bélgica. El 31 de julio el gobierno inglés preguntó a Francia y Alemania si respetarían la neutralidad de Bélgica. Francia, inmediatamente, prometió hacerlo. Alemania declinó dar una respuesta y el 4 de agosto invadió Bélgica. El rey de los belgas pidió la protección británica y el gobierno inglés envió un ultimátum a Alemania, amenazando ir a la guerra si los alemanes rehusaban dar una garantía de que respetarían la neutralidad de Bélgica. Como respuesta, Alemania entregó sus pasaportes al embajador británico, y el 4 de agosto, a medianoche, se entró en conflicto.

Avance sobre Bélgica

El 4 de agosto, los alemanes penetraron en Bélgica, la que se suponía iba a ser derrotada en corto plazo «con elegancia», según un corresponsal inglés. Pero los «soldados de chocolate«, nombre que daban los alemanes a los belgas, presentaron una resistencia inesperada, tanto a la infantería invasora como al bombardeo del dirigible Zeppelín.

Esto frustró el plan germano, pues retrasó su avance en la frontera francesa- y los rusos invadieron las provincias alemanas del oriente en los primeros días de la guerra. En un principio, franceses, ingleses y belgas retrocedieron. Los alemanes llegaron a tan corta distancia de París que el gobierno francés debió trasladarse a la ciudad de Burdeos. Pero en septiembre los miembros de la Etente retomaron la iniciativa e hicieron retirarse a los invasores.

A fines de 1914 el frente del Oeste era una larga línea que se extendía desde Suiza al mar del Norte, frente a las costas de Inglaterra. Acababa de empezar la guerra de trincheras que, durante tres años, consumiría hombres, dolor y municiones.