El conflicto en Irak

Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 surgidos en Estados Unidos, los norteamericanos declararon iniciar una guerra contra el terrorismo. Aparentemente señalaron como responsable de los atentados a la organización Al Qaeda y por extensión al gobierno talibán que dirigía Afganistán, donde Al Qaeda tenía su base, poco después, el Presidente norteamericano George W. Bush incluyó, en el que bautizó como «eje del mal», a otros países supuestamente implicados en el terrorismo internacional, tales como IránCorea del Norte Irak , y señalando a este último como la prioridad de su lucha contra el terrorismo.

Al ocurrir este trágico hecho, los primeros apoyos internacionales que recibió el país norteamericano fueron del presidente británico, Tony Blair, y del español, José María Aznar.

Fue entonces cuando Bush se puso como objetivo garantizar la seguridad de Estados Unidos y del mundo entero basándose en la superioridad militar y en las guerras preventivas, en lugar de la contención y la disuasión.

La administración norteamericanan ha señalado cinco razones que «justifican» una intervención militar contra Irak:

  1. Bush acusó a la Presidente de Irak, Saddam Hussein de financiar el terrorismo internacional, aunque todavía no se ha podido demostrar, y de ser un enemigo declarado de los Estados Unidos.
  2. El régimen iraquí trató y está tratando de desarrollar armas de destrucción masiva, según EEUU.
  3. Sadam Hussein  utilizó armas químicas contra su propio pueblo, dejando, en palabras de Bush, «cadáveres de madres arropando a sus niños muertos».
  4. Irak expulsó a los inspectores de la ONU que tenían como misión comprobar que el país de Sadam Hussein había destruido todos sus arsenales de armas de destrucción masiva.
  5. Irak no aceptó la existencia del Estado de Israel, el único aliado de EEUU en Oriente Próximo.

Irak en la mira

La principal razón que dio Estados Unidos y sus aliados a favor de una intervención militar en Irak fue la amenaza que para la paz mundial supone el desarrollo de «armas de destrucción masiva»: químicas, biológicas y nucleares.

Estados Unidos y Gran Bretaña, principales defensores del ataque, aseguraron tener pruebas de que Irak fabricó nuevas armas de destrucción masiva, e incluso aseguraron que el dictador iraquí, Saddam Hussein, utilizó parte de los ingresos procedentes del programa«Petróleo por comida» para financiar el rearme del país.

En octubre de 2002 un nuevo referéndum ratificó a Hussein para permanecer durante siete años más al frente del Estado. Para celebrar tal hecho, Hussein decretó una amnistía absoluta. Estos acontecimientos sucedían cuando en el ambiente flotaba la inminencia de una nueva crisis. Durante ese año, el presidente estadounidense, George W. Bush, había insistido en que Irak debía demostrar que, tal y como le obligaban las sucesivas resoluciones de la ONU (la primera de las cuales, la 687, se remontaba a 1991, cuando finalizó la guerra del Golfo Pérsico), había destruido sus armas de tipo químico, biológico o nuclear.

En noviembre de 2002, tras meses de fuertes presiones, Bagdad aceptó cumplir el contenido de una nueva resolución de la ONU, la 1.441, que ordenaba el inmediato retorno a suelo iraquí de los observadores de la Unmovic.

A comienzos de 2003, el gobierno de Bush denunció que el régimen de Hussein estaba violando dicha resolución, en tanto que no colaboraba de forma satisfactoria con el equipo de inspectores, y que continuaba ocultando armas químicas y biológicas. Con el apoyo de Reino Unido y otros países, Estados Unidos fue concentrando fuerzas militares en el golfo Pérsico, preparando la que podía ser una nueva guerra contra Irak. Muchos otros estados (entre ellos, Francia, Alemania, Rusia y China) se opusieron con firmeza a esta última posibilidad, considerando que debía darse más tiempo a las inspecciones y prolongar mientras fuera posible la vía diplomática.

El Consejo de Seguridad

El Consejo de Seguridad es el organismo de mayor poder de decisión y actuación en las Naciones Unidas. Está formado por cinco miembros permanentes con derecho a veto sobre cualquier resolución: Estados Unidos, InglaterraFranciaChina Rusia, como herencia del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Ante la imposibilidad de alcanzar el consenso en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU respecto a una acción militar, una coalición internacional dirigida por Estados Unidos invadió Irak en marzo de 2003, con los objetivos de derrocar a Hussein y destruir los arsenales de armamento prohibido que existieran en su territorio.

A mediados del mes siguiente, Bagdad y las principales ciudades del país habían sido tomadas por las fuerzas aliadas, poniendo fin al régimen de Hussein, cuyo paradero pasó a ser desconocido.

La situación de Irak

Estados Unidos y los demás países de la coalición iniciaron entonces el proceso de reconstrucción de Irak, tanto material como institucional (esto último implicaba la próxima formación de un gobierno provisional iraquí). Para ello se estableció la Oficina de Reconstrucción y Asistencia Humanitaria, dirigida, primero, por el estadounidense Jay Garner, y poco después por su compatriota Paul Bremer.

En mayo de 2003, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió su resolución 1.483, que ponía fin a las sanciones económicas que Irak sufría desde hacía 13 años (persistiría el embargo de armas) y que confería plena autoridad en el país a Estados Unidos y Reino Unido hasta que Irak recuperase, después de crear nuevas instituciones libres y democráticas, plena soberanía y capacidad de autogobierno. Para informar al Consejo de Seguridad del proceso de reconstrucción, se creaba la figura del representante especial de la ONU (puesto que recaería en el brasileño Sergio Vieira de Mello). Durante ese mismo mes, la Oficina encabezada por Bremen dispuso dos significativas medidas: la prohibición para que los miembros del Baaz formaran parte de cualquier organismo de las nuevas estructuras de poder, y la desintegración del Ejército y de los distintos aparatos de seguridad del régimen de Hussein.

En julio del 2003, durante este proceso de normalización, quedó constituido el Consejo de Gobierno, gabinete de transición que habría de convertir a Irak en un Estado democrático (entre sus principales misiones estaban la redacción de una Constitución y la convocatoria de elecciones libres). Este órgano (tutelado provisionalmente por Estados Unidos) nació compuesto por 25 miembros, que representaban a las principales etnias y creencias del país (trece shiíes, cinco suníes, cinco kurdos, un cristiano y una turcomana).

No obstante, estos primeros pasos dados para procurar la estabilización se produjeron de forma simultánea a numerosos episodios de violencia. Así, por ejemplo, en agosto, un atentado perpetrado contra la sede de la ONU en Bagdad ocasionó más de 20 víctimas mortales (entre ellas, Sergio Vieira de Mello); durante ese mismo mes, un nuevo atentado, esta vez en Najaf, acabó con la vida de casi 100 personas (una de las más significadas, el ayatolá Muhammad Baquer al Hakim, personaje de gran ascendencia en la comunidad shií iraquí y líder del Consejo Supremo para la Revolución Islámica); en septiembre, una integrante del Consejo de Gobierno, Akila al-Hashemi, fue asesinada; el 27 de octubre, cinco coches bomba estallaron en Bagdad, causando en un primer momento más de 35 muertos y 200 heridos.

Esta última cadena de atentados tuvo lugar pocos días después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobase por unanimidad la resolución 1.511, que legitimaba la presencia de una fuerza multinacional, bajo mando estadounidense, para mantener la paz. También durante ese mes de octubre se celebró en Madrid (España) la denominada Conferencia de Donantes, en la que se perfiló el programa de financiación de la reconstrucción iraquí. En el mes de noviembre, 19 italianos murieron en un nuevo atentado suicida, y siete miembros del Centro Nacional de Inteligencia español fueron asesinados en una emboscada; estos hechos, así como otros muchos marcados por la sangre, hacían que la pacificación y la normalización del país parecieran aún lejanas.

En diciembre de 2003, fuerzas estadounidenses capturaron a Saddam Hussein en un minúsculo habitáculo subterráneo de una granja cercana a Tikrit. Las autoridades interinas iraquíes se comprometieron a procesarlo por crímenes contra la humanidad.

2004: La insurrección se amplía

El comienzo de 2004 se caracterizó por una relativa calma en la violencia. Sin embargo, la violencia aumentó durante la primavera con combatientes contra una filial de al-Qaeda, dirigida por Abu Musab al-Zarqawi para ayudar a conducir la insurgencia. Otro acontecimiento importante de este año fue la revelación del abuso de prisioneros en Abu Ghraib que recibió la atención de los medios en abril de 2004.

El 19 de diciembre, un suicida infiltrado se inmoló en el comedor de la base estadounidense en Mosul, causando 22 muertos, incluyendo 14 militares estadounidenses, y 51 heridos.

2005: Elecciones y gobierno de transición

El 28 de junio del año anterior, Bremer, en representación del gobierno de los Estados Unidos, entregó formalmente la soberanía al gobierno iraquí.

El 26 de enero, 31 marines estadounidenses murieron al estrellarse el helicóptero en el que viajaban cerca de la frontera con Jordania.[58]

El 7 de julio, Al Qaeda asesinó al embajador egipcio en Irak, Ihab al Sharif, al que había secuestrado días antes .

El 31 de agosto, se provoca una estampida sobre el puente Al-Ayma de Baghdad durante el peregrinaje a la mezquita del Imam Musa Al-Kadem, santuario sagrado para los chiíes. Las autoridades culparon a la red de Al-Qaeda de provocar la avalancha, la cual dejó como saldo un aproximado de 900 personas fallecidas, y otros varios heridos.

2006: Guerra civil y gobierno iraquí permanente

Durante la invasión, los Estados Unidos declaró disueltos el ejército y las fuerzas de seguridad iraquíes, acusándolas de estar corruptas y bajo el control de los fieles a Husein. Poco después, ante la incapacidad de controlar la situación, especialmente en las ciudades suníes, se han visto obligados a volver a reclutar a un gran número de efectivos de todos los rangos.

Ejecución de Saddan Husein

El 5 de noviembre de 2006, tras dos años de juicio Husein fue condenado, junto con otros dos acusados, «a morir en la horca» por el Alto Tribunal Penal iraquí; que lo encontró culpable de haber cometido un crimen contra la Humanidad, por la ejecución de 148 chiitas de la aldea de Duyail en 1982. También se le atribuye la responsabilidad por el ataque químico a Halabja (1988), el aplastamiento de la rebelión chiita (1991), la guerra contra Irán (1980-88), y la invasión de Kuwait (1990).

En los dos años del juicio, Hussein se mostró desafiante ante el Tribunal Iraquí que el 28 de diciembre de 2006, el confirmó la orden de ejecución para el 2 de enero de 2007. Saddam Husein fue ejecutado el 30 de diciembre de 2006. Fue ahorcado por el cargo de crímenes contra la humanidad.

En el 2009 el presidente Barack Obama anunció un plan para arrebañar las fuerzas estadounidenses progresivamente en los próximos años, así como su intención de revisar integralmente la estrategia en Irak.