Parto

A toda la serie de eventos que suceden para expulsar el feto se le llama labor de parto y ocurre en unos 280 días después del último periodo menstrual.

Inicio de la labor de parto

Aún no está muy claro cuál es el factor que inicia con el trabajo de parto, pero todos los eventos que ocurren durante este proceso están muy relacionados entre sí. Durante las últimas semanas del embarazo, los estrógenos alcanzan los niveles más altos en la sangre de la madre. Esto trae dos importantes consecuencias. Primero, el músculo del útero se hace más sensible a la oxitocina, y luego, se bloquea el efecto de la progesterona, que no ha permitido  que el útero se contraiga. Externadamente, el resultado son unas contracciones débiles e irregulares que constituyen lo que se conoce como falsa labor que a menudo  confunden a las madres primerizas, que son enviadas de regreso a casa por una falsa alarma.

A medida que se acerca el momento del nacimiento las señales del parto se hacen cada más evidentes.  Las células del feto  también comienzan a producir oxitocina, que junto con otras sustancias llamadas prostaglandinas producidas por la placenta, estimulan las contracciones más fuertes y rítmicas del útero. El nivel de estrés ocasiona que el hipotálamo se active y envía señales para que la hipófisis posterior produzca grandes cantidades de oxitocina. Entre más fuertes son las contracciones, mayor cantidad de oxitocina se produce, lo cual desencadena vigorosos movimientos que acaban de expulsar al feto, primero hacia el canal pélvico,  luego al exterior. Puesto que tanto la oxitocina como las prostaglandinas son requeridas para iniciar la labor del parto, algunos medicamentos como las aspirinas y el ibuprofeno interfieran con ellas y pueden retardar el parto.

Etapas del parto

Primera etapa. Dilatación

Es el tiempo que transcurre entre la aparición de las primeras contracciones verdaderas hasta que el cérvix está completamente dilatado a causa de la cercanía de la cabeza del feto (aproximadamente 10 centímetros de diámetro). Eventualmente el saco amniótico cede ante la presión de la cabeza del feto y se rompe liberando parte del líquido amniótico, evento a menudo conocido como la “ruptura de las fuentes o de las aguas”. La etapa de dilatación es la más larga de la labor de parto y tiene una duración de 6 a 12 horas, aunque a veces puede tener una duración considerablemente mayor.

Segunda etapa. Expulsión del feto

La etapa de Expulsión es el periodo que va desde la dilatación completa del cérvix y la vagina hacia el exterior. Las madres que pasan por esta etapa de manera natural (sin necesidad de anestesia local) deben impulsar el producto con sus músculos abdominales. Aunque esto puede durar unas horas, el tiempo se va reduciendo en los siguientes partos hasta durar unos 20 minutos.

Si el bebe está en la posición con la cabeza primero, el cráneo actuará como una especie de palanca para dilatar el cérvix. Esta posición incluso permite que se le retiren dela boca y la nariz parte de los líquidos que parte delos líquidos que podría aspirar aunque no haya salido por completo todavía. Una vez que la cabeza ha salido, el resto del cuerpo sale con mucha más facilidad. Después del nacimiento, se corta el cordón umbilical y se le coloca una pinza para evitar que sangre. Si el bebé viene “sentado” o en alguna otra posición anormal, se pierden todas las ventajas anteriores que harán que el parto sea un trabajo difícil y entonces se necesitará recurrir cesárea.

Tercera etapa. Expulsión de la placenta

La etapa de la expulsión de la placenta o salida de la placenta generalmente viene unos 15 minutos después del nacimiento del bebé. Las fuertes contracciones uterinas que continúan durante unos 15 minutos más después del nacimiento del bebé comprimen los vasos sanguíneos del útero limitándole con esto su abasto de sangre. Eventualmente esta falta de sangre provoca el desprendimiento de la placenta de las paredes uterinas y con un leve tirón sale con el resto de las membranas fetales. Es muy importante que no queden fragmentos de placenta adheridos al útero, para evitar que haya una hemorragia posterior al parto.