Riego por Goteo

Los cuatro métodos principales usados hoy en día para el riego de los campos de cultivo son la inundación, los surcos, los aspersores, y el riego por goteo. El riego por inundación se usa en cultivos como el arroz, en los que el terreno es llano y el agua abundante. Se permite la entrada de una lámina de agua desde unos diques y se deja en el campo durante un periodo determinado, que dependerá del cultivo, la porosidad del suelo y su drenaje (desagüe). La inundación se usa también en los huertos de frutales, en los que se excavan alcorques o socavas en la base de los árboles y se llenan de agua, así como en las plantaciones forestales de choperas y en los cultivos de cítricos.

El regadío por surcos se emplea en cultivos plantados en líneas, como el algodón y las verduras.

Los surcos paralelos o acanaladuras, se usan para distribuir el agua en aquellos campos que son demasiado irregulares para inundarlos.

El regadío con aspersores emplea menos agua y permite un control mejor. Cada aspersor, situado a lo largo de una tubería, esparce agua pulverizada en un círculo continuo hasta que la humedad llega al nivel de las raíces del cultivo. El riego de eje central emplea largas hileras de aspersores que giran en torno a un campo circular como si se tratara de la manecilla de un reloj. Este método se emplea sobre todo en cultivos como la alfalfa que, por medio del riego, permite varias recogidas anuales.

El regadío por goteo suministra a intervalos frecuentes pequeñas cantidades de humedad a la raíz de cada planta por medio de delgados tubos de plástico. Este método, utilizado con gran éxito en muchos países, garantiza una mínima pérdida de agua por evaporación o filtración, y es válido para cultivos tanto de secano, como las vides, como de regadío.

La modalidad de riego por goteo se ha convertido en los últimos años el tipo de riego más eficiente y económico a largo plazo en todo el mundo. Permite una mejor utilización del agua, y se puede controlar a la perfección los fertilizantes a utilizar, así como suministrar la cantidad de agua exacta requerida por el cultivo en todo momento.

Además, es posible automatizar todo el sistema, con lo cual se reducen los costos de mano de obra al mínimo. Es el sistema perfecto para cultivos de hortalizas y flores, y permite ahorrar en el uso de fertilizantes, a la vez que asegura un crecimiento óptimo de la planta, lo cual se traduce a su vez en menores costos de producción para el agricultor / floricultor y mejor calidad de su producto.