Los reptiles

Reptil, nombre común de los miembros de la clase Reptilia, que engloba a las serpientes, los lagartos, las tortugas, los cocodrilos, el tuátara y numerosas especies extintas. Hay unas 7.000 especies vivas que se encuentran en una gran variedad de hábitats terrestres y acuáticos.

Los reptiles son vertebrados, es decir, animales con columna vertebral. A pesar de que comparten características con otros vertebrados como peces, anfibios, aves y mamíferos, los reptiles muestran una combinación única de características que les distingue de todos estos grupos. Los reptiles modernos, como los anfibios, son animales ectotérmicos o de “sangre fría”.

Esto significa que no son capaces de regular su temperatura corporal, es decir, no pueden generar calor, por lo que dependen del que reciben del Sol. Por eso, ajustan su comportamiento para adaptarse a los cambios de la radiación solar y, de esa manera, regular la temperatura de su cuerpo.

Aparecieron al final de la Era Paleozoica, hace unos 340 millones de años. Evolucionaron de los anfibios, y rápidamente se diversificaron y difundieron a lo largo de la Era siguiente, cuando surgieron enormes formas, como los dinosaurios, que dominaron la Tierra durante muchos millones de años.

Características generales

Su característica piel seca y escamosa impide que sus tejidos internos se sequen. Son animales vertebrados están dotados de cuatro extremidades y se les denomina, por esta razón, tetrápodos (cuatro patas), aun cuando las serpientes las han perdido tras un largo proceso evolutivo. Cada extremidad posee cinco dedos que terminan en uñas córneas adaptadas para correr, arrastrarse o trepar. Durante su desarrollo, el embrión está cubierto por una envoltura membranosa que lo protege, conocida como amnios, en cuyo interior se encuentra el líquido amniótico. Al ser esta característica común también a aves y mamíferos, todos ellos reciben el nombre de amniotas.

Los reptiles son animales poiquilotermos; es decir, la temperatura de su cuerpo varía según la que existe en el entorno, ya que no poseen mecanismos termorreguladores. Por esta razón, muchos lugares de la tierra con temperaturas extremas no han podido ser colonizados por los reptiles.

La piel de estos animalitos presenta una capa externa córnea, gruesa y con escamas que los protegen de las agresiones y de la desecación o deshidratación. Efectivamente, estas escamas les permite mantener su humedad corporal y vivir en lugares secos, aunque no es muy útil para mantener el calor interno. Por eso mismo dependen del ambiente para calentarse; pero a pesar de ser conocidos como animales de sangre fría, una vez calentados por el sol pueden llegar a tener la misma temperatura que las aves o los mamíferos, e incluso superarla.

La osificación de su esqueleto es completa, a excepción del esternón que, en caso de existir, está formado por cartílago.

Su corazón está compuesto por tres cámaras: dos aurículas y un ventrículo parcialmente dividido. El corazón con cuatro cavidades solo aparece en los cocodrilos y se mantiene en aves y mamíferos.

La respiración la efectúan a través de los pulmones, y es bastante más eficiente que la de los anfibios, ya que los reptiles tienen costillas y músculos intercostales que permiten el agrandamiento de la cavidad torácica y la entrada de mayor cantidad de aire.

La mayoría de los reptiles son animales depredadores (hay tortugas herbívoras), algunos de los cuales -como las serpientes- han desarrollado complejas glándulas venenosas capaces de producir elaborados compuestos tóxicos.

Los sentidos

Normalmente, los sentidos de los reptiles no son muy buenos, salvo el órgano de Jacobson, que cumple una función olfativa. Sin embargo, una característica importante que poseen es un ojo pineal o tercer ojo, que aparece en el embrión antes que los otros dos, aunque nunca llega a su pleno desarrollo, excepto en el grupo del tuatara de Nueva Zelanda. Este ojo se encuentra bajo la piel del cráneo y se comunica con el exterior mediante un pequeño orificio; es muy sensible a la luz pero, no forma imágenes.

Reproducción

Los sexos de los reptiles están separados y su fecundación es interna. Se reproducen por medio de huevos. Los machos poseen órganos copuladores, mediante los cuales se realiza la fecundación. Los huevos son grandes y contienen mucho vitelo (sustancias nutritivas) dentro de cáscaras. Por lo general los ponen, aunque en algunas especies las hembras los retienen hasta que finaliza su desarrollo.

Clasificación de los reptiles

Los reptiles se clasifican en cuatro Órdenes:

1. Escamosos (lagartos y serpientes)
2. Quelonios (tortugas)
3. Cocodrílidos (cocodrilos y caimanes)
4. Rincocéfalos (tuátaras de Nueva Zelanda)

Gran parte de los reptiles son lacertiformes, tienen forma de lagarto, o serpentiformes, con aspecto de serpiente. La diferencia entre ellos es el grado de alargamiento del cuerpo y la presencia o ausencia de patas. En los cocodrilos, por ejemplo, las patas son robustas, pero son incapaces de levantar mucho su cuerpo del suelo, ya que están a los costados y no debajo de ellos. En los lagartos las patas son proporcionalmente más débiles, pero permiten al animal levantarse del suelo e incluso correr solo con las patas traseras, y en las serpientes las patas simplemente no existen. Sin embargo, la boa y sus parientes aún conservan restos de lo que fueron las patas traseras y la pelvis.