Hibernación

Hibernación, estado letárgico en el que muchos animales de sangre caliente pasan el invierno, sobre todo en regiones templadas y árticas. Se puede decir que cualquier mamífero que permanece inactivo durante muchas semanas con una temperatura corporal inferior a la normal está en hibernación, si bien los cambios fisiológicos que se producen durante el letargo son muy diferentes según las distintas especies.

En el mundo animal la estación invernal puede resultar difícil de superar, por los factores climáticos, la escasez de alimentos y el desplazamiento de un lugar a otro.

Al principio de la hibernación la temperatura corporal empieza a descender, hasta alcanzar un nivel parecido al de la temperatura ambiente, fenómeno que se relaciona con la disminución en la actividad metabólica y de la frecuencia cardíaca y respiratoria. Con esto se determina un mínimo gasto energético, una completa inmovilidad del animal y un bajo consumo de las reservas alimenticias.

Los animales que hibernan se refugian en sus madrigueras, las que a menudo han revestido con materiales aislantes, y encogen su cuerpo en una posición que les permita conservar la mayor cantidad posible de calor.

La hibernación, que puede prolongarse durante varios meses, termina con la llegada de la primavera, cuando el organismo de los animales recupera la intensidad normal de los procesos vitales.

Un animal muy adaptado que hiberna, como una ardilla de tierra, se retirará a su refugio bajo el suelo en la estación apropiada. En pocas horas reduce su temperatura corporal de forma drástica y entra en letargo, aunque la temperatura exterior pueda sobrepasar el punto de congelación, y emerge con rapidez de la hibernación, en un espacio de tiempo igual de breve, cuando se origina una explosión de energía metabólica que calienta el cuerpo hasta alcanzar un nivel adecuado de actividad. Durante la hibernación la tasa metabólica de la ardilla puede ser un 10% inferior a la normal, su corazón puede latir sólo de diez a veinte veces por minuto, en lugar de 200 a 300, y puede llegar a respirar sólo cuatro veces por minuto, en vez de 100 a 200.

Algunos mamíferos, como los osos pardos y varios roedores, entran en un sueño profundo durante el invierno y sufren un cierto descenso de la tasa metabólica, aunque pueden despertar en los días más calurosos y alimentarse; en ocasiones las hembras pueden dar a luz durante el invierno. Otros animales, entre los que se cuentan algunos pájaros, experimentan un periodo diario de descenso del metabolismo.