Agentes erosivos y su acción en el relieve
Los fenómenos climáticos inician la erosión de los suelos y causan alteraciones en la superficie de sus estratos. En climas secos, el estrato superior de la roca se expande debido al calor del sol y acaba resquebrajándose, ya que si la roca está compuesta por varios minerales, éstos sufren diferentes grados de expansión y la tensión que se genera conduce a su fragmentación. El viento puede arrastrar diversos fragmentos y acumularlos en otro lugar, formando dunas o estratos de arena. El material perdido por la roca también puede ser arrastrado por la arroyada en fenómenos de escorrentía.
En climas húmedos, la lluvia actúa tanto química como mecánicamente en la erosión de las rocas.
El vapor de agua contenido en la atmósfera absorbe dióxido de carbono y lo transforma en ácido carbónico; al precipitar, en forma de lluvia (lluvia ácida), disuelve algunos minerales y descompone otros.El duro feldespato del granito se transforma en arcilla; y determinados minerales del basalto, combinados con oxígeno y agua, forman óxidos de hierro como la limonita. Las altas temperaturas intensifican este tipo de erosión.
En climas fríos, el hielo rompe las rocas debido al agua que se introduce por sus fisuras y poros y se expande con las heladas. Las rocas también se agrietan por la acción de las raíces de las plantas.
Entoces los principales agentes son:
- Agua: los ríos transportan fragmentos rocosos y erosionan el relieve de la zona por donde corren, modificándolo. Las aguas subterrá-neas dan origen a cavernas, puentes naturales y sumideros. Las lluvias provocan cambios en la superficie terrestre dando origen a dos principales relieves: las cárcavas (grietas) y los bad-lands (laberintos de crestas y cárcavas).
El agua de mar, con su incesante movimiento, es un importante agente modificador del relieve costero, a través de un proceso de abrasión. - Glaciares: forman las morrenas y pueden excavar valles en forma de U en las regiones montañosas.
- Viento: al depositar grandes capas de polvo (llamado loess) origina suelos fértiles en zonas húmedas. Contribuye a la erosión marina al lanzar contra las costas las olas provocadas por su impulso, con lo que se forman acantilados y playas. La erosión eólica es frecuente en climas áridos y secos, y se desarrolla bajo dos procesos: deflación, en que el viento barre o levanta las partículas sueltas de una superficie o terreno; y corrosión o abrasión: la roca se desgasta a causa del continuo choque de las partículas arrastradas por el viento, produciendo alveolos o cavidades en las rocas.