La era del impresionismo

Conocido como un movimiento pictórico francés de finales del siglo XIX que apareció como reacción contra el arte académico. El movimiento impresionista se considera el punto de partida del arte contemporáneo. Los pintores empezaron a mirar la realidad de una forma nueva. El impresionismo en pintura partió del desacuerdo con los temas clásicos y con las encorsetadas fórmulas artísticas preconizadas por la Academia Francesa de Bellas Artes. La Academia fijaba los modelos a seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales del Salón parisino.

Los impresionistas, en cambio, escogieron la pintura al aire libre y los temas de la vida cotidiana. Su primer objetivo fue conseguir una representación del mundo espontánea y directa, y para ello se centraron en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos.

Las convenciones académicas se habían solidificado y atrincherado de tal manera que artistas como Gustave Courbet no les encontraban ningún sentido. Pintó la vida de los campesinos tal como era, y por esa razón sorprendió e indignó a la clase dominante del mundo artístico.

El término «impresionismo» que dio nombre a esta corriente pictórica apareció cuando un crítico llamado Louis Leroy hizo un comentario sarcástico atacando a una pintura de Monet titulada Impresión: amanecer. Durante la exhibición, Leroy dijo que el «papel pintado en su estado embrionario está más acabado» y, aunque en tono burlón, el término fue rápidamente adoptado por otros.

Cronología del Impresionismo

El realismo como estilo estaba basado en una nueva actitud con respecto a la verdad social; aceptaba las sórdidas condiciones de la vida real. El impresionismo no era social, sino personal; era menos «vida» que y más «experiencia». Si nos limitamos por fechas históricas, el impresionismo abarcó desde la primera exposición impresionista, en 1874, hasta la última, en 1886. Sin embargo, los artistas escapan de estas limitaciones temporales, y los impresionistas se remontaban al realismo y llegaron hasta el postimpresionismo.

Características

Los impresionistas se preocuparon más por captar la incidencia de la luz sobre el objeto que por la exacta representación de sus formas, debido a que la luz tiende a difuminar los contornos y refleja los colores de los objetos circundantes en las zonas de penumbra. Los pintores académicos definían las formas mediante una gradación tonal, utilizando el negro y el marrón para las sombras. Los impresionistas eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, empleando para ello los colores primarios —cyan, magenta y amarillo— y los complementarios —naranja, verde y violeta—.

Consiguieron ofrecer una ilusión de realidad aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y yuxtapuestas, que mezcladas por la retina del observador desde una distancia óptima aumentaban la luminosidad mediante el contraste de un color primario (como el magenta) con su complementario (verde).

De este modo, los impresionistas lograron una mayor brillantez en sus pinturas que la que se produce normalmente al mezclar los pigmentos antes de aplicarlos.

Durante el apogeo del movimiento impresionista, las calles y los cafés de París se convirtieron en el lugar de moda de pintores y escritores.