Las nuevas tendencias del siglo XX
En el siglo XX, la escultura, que aún mantenía ciertas herencias del siglo anterior, comenzó un lento despegue con el francés Aristide Maillol, que intentó recuperar la forma clásica, perdida con el estilo de Rodin. Las actitudes, formas y modelos recreadas por Maillol tenían gran fuerza pero no eran nunca rebuscadas y los rostros expresaban por lo general emociones de seriedad impasible o de serenidad. Buscaba más la perfección que la originalidad, y su estilo experimentó pocos cambios durante su carrera.
Otra de las direcciones que tomaron los escultores de vanguardia del siglo XX fue la del futurismo, estilo surgido en Italia que hace hincapié en la expresión del movimiento en el arte.
Uno de sus principales exponentes, Umberto Boccioni, realizó bronces muy originales como Desarrollo de una botella en el espacio (1912) y Formas únicas de continuidad en el espacio (1913), ambas en el Museo de Arte Moderno.
Vanguardias
Lo más singular de la escultura del siglo XX fue, sin embargo, su vinculación con las vanguardias pictóricas, que la llevaron desde el cubismo del ruso Alexander Archipenko o los españoles Pablo Picasso y Pablo Gargallo, al surrealismo del suizo Alberto Giacometti, pasando por el constructivismo de los hermanos rusos Naum Gabo y Anton Pevsner o el dadaísmo del francés Marcel Duchamp.
Más tarde, adquirieron un lugar en el panorama escultórico artistas como el rumano Constantin Brancusi, que evolucionó de las formas geométricas de «El beso» a una escultura más depurada y curvilínea; el británico Henry Moore, que dio tanto valor al hueco como al volumen; y el estadounidense Alexander Calder, iniciador, con sus móviles colgantes, de la escultura cinética. (En la imagen, «Musa dormida de Constantin Brancusi)
Minimal y pop
Después de la segunda guerra mundial, la escultura se alejó de los postulados tradicionales para expresarse en las nuevas tendencias, como el «minimal art«, en el que las figuras se reducen a formas simples y modulares, o el «pop», donde destacó el estadounidense George Segal, que realizaba, con yeso, figuras humanas de tamaño natural.
Muchos escultores han realizado obras, tanto abstractas como figurativas, utilizando el assemblage y los objetos de desecho, llegando a crear en muchos casos grandes ambientes que permiten al espectador moverse dentro de la obra. La chatarra, utilizada por primera vez por los dadaístas a principios del siglo XX, se convirtió en la base de las expresivas esculturas que Richard Stankiewicz hizo durante la década de 1960.