Literatura: del Romanticismo al Modernismo

Asentados en América, los españoles comenzaron a escribir aquí sus obras, dando así origen a la literatura hispanoamericana. Las formas antiguas sirvieron para contener las descripciones y relatos del Nuevo Mundo. Pero también para formar el marco en el cual pusieron sus escritos los criollos (hijos de españoles nacidos en América).

Las primeras obras de la literatura latinoamericana pertenecen tanto a la tradición literaria española como a la de sus colonias de ultramar. Así, los primeros escritores americanos —como el soldado y poeta español Alonso de Ercilla y Zúñiga, creador de La Araucana (1569-1589), una epopeya acerca de la conquista del pueblo araucano de Chile por parte de los españoles— no habían nacido en el Nuevo Mundo.

Las guerras y la cristianización del recién descubierto continente no crearon un clima propicio para el cultivo de la poesía lírica y la narrativa, por lo cual la literatura latinoamericana del siglo XVI sobresale principalmente por sus obras didácticas en prosa y por las crónicas.

Romanticismo en el Nuevo Mundo

Durante el siglo XVIII en Europa imperaba un movimiento caracterizado por el racionalismo y el positivismo, corrientes ambas basadas en la lógica del conocimiento científico. Como reacción a este pensamiento, que coloca al hombre como un ser capaz dominar la naturaleza y cuya felicidad depende del fortalecimiento de la razón y el dominio de las pasiones, surgió el romanticismo , que exaltó la rebeldía e independencia del hombre y la naturaleza, rechazando los conocimientos científicos y aceptando los hechos, aunque no pudieron comprobarse a través de la ciencia. La belleza fue reivindicada como un valor en sí misma y una meta del pensamiento y la creación artística.

Se usó la palabra romántico, porque se quiso revivir el espíritu misterioso y sobrenatural, y la atmósfera fantástica y heroica, de las creaciones poéticas del siglo XVII, en Francia e Inglaterra. Cómo este tipo de creación se denominaba roman o romant, de ahí se tomó el apelativo. Ejemplos de eso son las tradiciones de Ricardo Palma y la poesía gauchesca, que no son formas ortodoxas del romanticismo pero sí reflejos o síntesis americanas de su espíritu. El romanticismo estimuló además la identidad o conciencia colectiva de cada comunidad hispanoamericana y dio origen al concepto de literatura nacional que, unida a teorías de raíz positivista, orientaron los estudios literarios hasta entrado el siglo XX. En una palabra, el romanticismo es el fenómeno capital de la literatura continental en el siglo XIX.

Contexto histórico

El romanticismo fue una reacción fuerte a la tradición establecida; defendía la libertad del individuo, cuyos rasgos particulares parecían correr el peligro de disolverse en la masificación social creciente.

En política se desarrollaron vivamente los nacionalismos que buscaban los rasgos peculiares de los pueblos y rechazaban la uniformidad del dominio del dominio imperial tal como había sido concebido por Napoleón. En su reacción frente a la etapa anterior, el romanticismo planteó una ruptura con el equilibrio racional y objetivo que había establecido el clasicismo del siglo XVIII: de esta manera se planteaba una dualidad entre lo clásico y lo romántico, que no sólo pertenece a un período concreto de la historia, sino que es, más bien, una dualidad entre dos modos de ver el mundo, dos mentalidades distintas.

Literatura Romántica

Los movimientos literarios se desarrollan de manera heterogénea en las distintas partes del mundo. Pero fue Víctor Hugo quien logró dar una expresión completa a la prosa romántica francesa, y se convirtió en el abanderado del movimiento con su prefacio al drama Cromwell (1827), verdadero manifiesto literario, y sus novelas, entre las que cabe destacar Notre Dame de Paris (1831); Nuestra Señora de Paris y Les Miserables (1862).

Aunque llegó tardíamente, el romanticismo español abrió, por su parte, nuevos cauces en el teatro, entre cuyas figuras sobresalientes figuraron Francisco Martínez de Rosa y el duque de Rivas a quien se debe la celebrada Don Alvaro o la fuerza del sino (1835). Pero fueron Mariano José de Larra , José Esponceda , Gustavo Adolfo Bécquer y José Zorrilla quienes configuraron en España una literatura plenamente romántica.