La poesía romántica
Muchos son los nombres que vienen a la mente, al pensar en los poetas que en este período romántico escribieron en nuestro America. Rafael Pombo, José María Heredia, José Joaquín Olmedo, Ignacio Rodríguez Galván, Juan Zorrilla de San Martín, entre muchos otros.
Rafael Pombo (1833-1912)
Rafael Pombo (1833-1912), poeta colombiano natural de Bogotá, figura que suele señalarse como emblema del romanticismo hispanoamericano. Dada su larga permanencia en Estados Unidos, pudo tomar contacto directo con los textos de los grandes románticos ingleses y estadounidenses: Keats , Shelley , Coleridge y Poe.
Aunque el amor sea el tema frecuente de sus poemas, no se limita a los tópicos sentimentales de la literatura al uso en su tiempo y se dirige hacia los espacios sombríos de la soledad y la desesperación, donde su obra de la madurez se entrega a la meditación sobre el sentido del mundo. No obstante ello, la popularidad de Pombo en su país y en las antologías de poesías para niños, se debe, sobre todo, a sus textos para el público infantil, contenidos en su libro Cuentos pintados y cuentos morales para niños formales (1854). Su textos fueron reunidos de forma póstuma en Poesías (1916-1917) y Traducciones poéticas (1917).
José María Heredia (1803-1839)
Poeta cubano que más fielmente interpreta la poesía intimista y personal, característica del romanticismo. Heredia siente la naturaleza e infunde a sus versos ese sentimiento, poetizándolo y sublimándolo.
La primera edición de sus poesías data de 1825 (Nueva York), la que fue conocida y elogiada en Europa por la más alta crítica. Composiciones como A la estrella de Venus , Atenas y Palmira, Al Océano, Himno al Sol, Desengaños y La muerte del toro, dieron fama a este cubano que en pocos años de vida tuvo una prolífera creación literaria.
José Joaquín Olmedo (1780-1847)
Ecuatoriano, cuya formación humanística corresponde a reminiscencias continuas de Homero, Píndaro, Horacio, Virgilio y Ovidio. Su producción original es pequeña, el trabajo de los biógrafos apenas ha logrado reunir unas dos docenas de composiciones. En 1947, su colección de poesías se vio aumentada con 55 trabajos más, 17 que andaban diseminadas en revistas y periódicos y 35 que se han sacado de manuscritos y borradores.
Sus composiciones más destacadas son Elegía en la muerte de la princesa María Antonieta (1807), El árbol (1808), Silva a un amigo en el nacimiento de su primogénito (1817), A un nido, Epitalamio.
Ignacio Rodríguez Galván (1816-1842)
El romanticismo es la médula no sólo de la obra sino que de la vida de Rodríguez Galván, el cual todo lo ve a través de un prima negro, sin que la menor gota de alegría o esperanza proyecte un tenue rayo sobre sus poemas.
«Cuando encima de toda la tierra mar inmenso de sangre mirara, satisfecho en sus ondas nadará, de este mundo infeliz dueño ya».
No es de extrañar la amargura con que Rodríguez Galván escribe, pues en su vida siempre existió una lucha constante contra la miseria y los amores infelices. Razones que contribuyeron a comunicar en sus versos pesimismo y animadversión, que muchas veces se convirtió en odio contra todo y contra todos, por el delito de gozar de una felicidad que a él le estaba prohibida.
Juan Zorrilla de San Martín (1855-1931)
Juan Zorrilla de San Martín (1855-1931), escritor uruguayo, autor de Tabaré, uno de los más destacados poemas épicos americanos, obra que cierra el romanticismo hispanoamericano y anuncia la llegada del modernismo.
Su poesía es de inspiración romántica, factura clásica y, en ocasiones, destinada a celebrar fastos patrióticos. En 1878 da a conocer La leyenda patria y en 1910 La epopeya de Artigas , sobre el prócer nacional uruguayo José Gervasio Artigas. Su poema más celebrado y ambicioso es Tabaré (1888). Está basado en un drama en verso inspirado en una leyenda de los indios boroas, indios de ojos claros, que había escrito durante su época de estudiante en Chile. Es una epopeya que evoca la historia de la raza charrúa y que rescata, en Tabaré, el héroe de la historia, la figura romántica del indígena americano sensible, noble e inocente.