Valentín Gómez Farías
(1781-1858) El 14 de febrero de 1781, en la ciudad de Guadalajara, nació José María Valentín Gómez Farías. Su padre, José Lugardo Gómez de la Vara, era un español peninsular dedicado al comercio. Su madre María Josefa Martínez y Farías, era criolla.
Valentín recibió la educación básica en su hogar, con maestros particulares. A los 18 años ingresó al bachillerato. Siendo ya alumno, le parecía absurdo que las clases se impartieran en latín, por su cuenta leía libros impresos en francés que estaban prohibidos.
Valentín pensaba en la conveniencia de que México se liberara y tuviera una organización política que beneficiara a todos los ciudadanos. En la Universidad de Guadalajara estudió la carrera de medicina. Siempre se preocupó por conocer los adelantos científicos en el tratamiento de enfermedades y por este motivo se trasladó a la ciudad de México. Trabajó en el hospital de San Andrés durante quince meses, pero decidió marcharse a Aguascalientes, donde le habían ofrecido un trabajo.
A principios de 1800, Valentín Gómez Farías llegó a Aguascalientes y se integró a un grupo de criollos que apoyaban el movimiento de independencia. Entre estos ilustrados se encontraban el licenciado Francisco Primo de Verdad y Rafael Iriarte. Durante los años de lucha, Gómez Farías siguió trabajando intensamente en su profesión.
En 1817 contrajo matrimonio y en 1820 , siendo regidor del Ayuntamiento de Aguascalientes, decidió formar un batallón con voluntarios para combatir a los realistas, pero como no tenía dinero para comprar armas, dispuso de sus ahorros y vendió varios objetos personales para conseguirlo. El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante hizo su entrada victoriosa a la ciudad de México. Terminaba así la guerra por la Independencia.
En el primer Congreso Constituyente, en 1822, Valentín fue electo diputado por Aguascalientes. El presentó un proyecto de ley para la formación de un banco nacional cuyos fondos impulsaran la agricultura, industria y minería. En esta época, formó junto con unos amigos, un grupo dentro del Congreso al que llamaban Los Imparciales. Este pretendía equilibrar y conciliar las diferentes opiniones de los diputados. También organizó la publicación de un periódico para difundir sus ideas. Meses después, renuncia a su cargo en la Cámara por no estar de acuerdo con la forma de gobernar de Iturbide y se marcha a Zacatecas, donde colabora para la promulgación de una ley sobre educación primaria gratuita, la primera de este tipo en México.
Cuando en 1833 Antonio López de Santa Anna fue electo presidente de la República, Gómez Farías ocupó la Vicepresidencia. Santa Anna poseía una enorme ambición por el poder, en cambio, Gómez Farías tenía una sola idea: lograr que México tuviera un gobierno que respetara la libertad de los individuos y la igualdad para todos. Transcurridos pocos meses de haber ocupado la Presidencia, Santa Anna pidió permiso al Congreso para ausentarse, quedando Valentín como presidente interino. Con la ayuda de algunos colaboradores y, sobre todo, de su amigo José María Luis Mora, elaboró un conjunto de leyes y decretos que en resumen contenían las siguientes ideas:
– Permitir la libertad de pensamiento y expresión.
– Prohibir al clero y ejército intervenir en asuntos de política y destituir a los militares que se hubiesen pronunciado en contra del gobierno.
– Clausurar la Universidad Pontificia, porque en ésta se concentraba un grupo contrario a las ideas de un México independiente y democrático, y reemplazarla por una Dirección de Instrucción Pública, que se encargaría de todo lo relativo a la educación de los mexicanos.
– Para extender la educación, propuso asimismo la apertura de escuelas nocturnas para que un mayor número de jóvenes tuvieran la oportunidad de aprender y la creación de escuelas normales para maestros.
– La desamortización de los bienes de la Iglesia.
Valentín Gómez Farías fue atacado duramente e incluso en algunos lugares de la República hubo levantamientos armados, alentados por ciertos grupos que estaban en desacuerdo con él; sus enemigos llegaron a apodarlo Gómez Furias.
En 1833, además de las rebeliones en contra del gobierno, hubo una serie de sismos a lo largo de todo el país, así como una epidemia de cólera en la ciudad de México. Como médico, Gómez Farías dispuso que se colocara a los enfermos en una sección del Palacio Nacional; allí,él mismo dedicó una parte de su tiempo para atenderlos.
En 1834, Santa Anna volvió a ocupar la Presidencia y para quedar bien con los conservadores se dedicó a perseguir a los liberales. Disolvió el congreso y suprimió el cargo de vicepresidente, por lo que Gómez Farías se vio obligado a abandonar el país. En 1845, ante la eminente invasión norteamericana, el Congreso designó como presidente interino a Santa Anna y vicepresidente a Gómez Farías. En Marzo de 1846, las fuerzas norteamericanas iniciaron las primeras escaramuzas contra las tropas mexicanas. El Congreso de Washington declaró la guerra a México, pero el ejército mexicano se encontraba mal armado y peor alimentado, los invasores tomaron la ciudad de México y como consecuencia de esta lucha se perdió casi la mitad del territorio Nacional.
De 1847 a 1853, se sucedieron varios gobiernos hasta culminar con el retorno de Santa Anna, que poco después se volvió un dictador y exigió se le llamara Alteza Serenísima. En 1854, Juan Alvarez se levantó en armas y proclamó el plan de Ayutla para destituir a Santa Anna. Benito Juárez, Melchor Ocampo, Ponciano Arriaga y José María Mata, se sumaron a esta revolución. Santa Anna fue desterrado en 1855. Ese mismo año, el general Juan Alvarez fue nombrado presidente de la República, quien convocó a un Congreso Constituyente, que trabajó durante varios meses.
El 5 de febrero de 1857 , Valentín Gómez Farías, en el sito de honor como Presidente de la Cámara, vio con gran satisfacción que su trabajo, sus exilios y fatigas, no habían sido en vano: ese día se firmó la nueva Constitución. Don Valentín murió el 5 de julio de 1858, sus restos se encuentran en la Rotonda de los Hombres Ilustres.