La conquista espiritual
La conversión de los indígenas a la religión católica y la eliminación de las antiguas creencias de los pueblos mesoamericanos era un propósito al que los españoles daban tanta importancia como a la dominación militar. Por eso se dice que, junto con las acciones guerreras, hubo en Nueva España una conquista espiritual. Desde el punto de vista cultural, muchos fueron los logros que se alcanzaron.
Muy poco tiempo después de la llegada del primer grupo de los doce franciscanos, interesó a éstos y más tarde a quien fue presidente de la segunda audiencia, Sebastián Ramírez de Fuenleal , adentrarse en el conocimiento de la historia y la cultura indígenas. Si bien ese empeño tuvo una motivación religiosa y asimismo política —buscar la conversión de los indios y la mejor implantación del régimen de gobierno español—, a ello se sumó el interés que suscitaban las instituciones y la mentalidad de los indígenas.
Entre los misioneros había ideas distintas sobre la forma de convertir a los indígenas. Unos pensaban simplemente en destruir los templos, prohibir los antiguos rituales y castigar a quienes insistieran en practicarlos. Otros creían que era necesario convencer a los indígenas mediante la prédica y el ejemplo; para lograrlo deberían conocer la lengua y las costumbres de cada pueblo y tratar humanamente a las personas.
Estas diferencias provocaron conflictos dentro de la Iglesia católica y frecuentes enfrentamientos entre los defensores de los indígenas, por un lado y, los colonizadores y el gobierno español por el otro. Gran parte del conocimiento que tenemos sobre las culturas indígenasde la época de la conquista se lo debemos a los misioneros. Aprendieron las lenguas, escribieron diccionarios y recogieron información valiosa sobre el saber y las formas de vida prehispánicas.
Numerosos grupos de indígenas se resistieron a abandonar sus creencias, pero al paso del tiempo el catolicismo se arraigó en la población india y mestiza. A los rituales religiosos se incorporaron formas de celebración y de culto, que tienen su origen en las tradiciones antiguas y que dieron al catolicismo popular una personalidad propia.