Política

Durante el siglo XVI España fue el imperio más grande y poderoso del mundo. Tenía tantas tierras y tantas ciudades, que se decía que en sus dominios jamás se ocultaba el sol. Entre los territorios españoles de América, los más ricos eran los virreinatos del Perú y de la Nueva España. Este último llegó a abarcar lo que ahora es México, más parte de los Estados Unidos de América y de Centroamérica.

Mantener un imperio tan grande era muy costoso. El emperador Carlos V y su hijo Felipe II, tuvieron que hacer frente a rebeliones en España, y sostuvieron muchas guerras en Europa. Construyeron palacios, iglesiasmonasterios. Gastaron en la organización y la defensa de sus posesiones. A pesar del oro peruano y de la plata novohispana, el imperio vivía en bancarrota. Gastaba más de lo que recibía.

La Iglesia

La Iglesia católica tuvo pronto sus primeras diócesis, con sus obispos. Su deber era cristianizar a los nativos y atender las necesidades espirituales de los españoles.  En un principio, las tareas se dividieron. De las parroquias de indígenas se encargaban las órdenes religiosas, de la gente de las ciudades, el clero secular, el que estaba en los conventos. Con el tiempo, éste fue haciéndose cargo también de los pueblos de indios.

Asimismo, acumuló numerosas propiedades en las ciudades y en el campo, que como no se podían vender, crearon un acaparamiento poco productivo, lo que provocaría serios problemas durante el siglo XIX.

La sociedad

La sociedad novohispana estaba dividida en grupos, según el origen de las personas. Los españoles eran una minoría, pero poseían muchas tierras y casi todas las minas. Ocupaban los cargos importantes, en el gobierno y en la Iglesia. Participaban en el comercio. Dominaban a los indígenas, los criollos (hijos de españoles y de criollos), los negros y las castas, que eran el resultado de las diversas mezclas. La más abundante e importante era la de los mestizos, hijos de españoles e indígenas.

Muchos perdieron sus tierras y tuvieron que trabajar para los españoles y criollos. Los que no vivían en los pueblos de indios trabajaban en haciendas, minas o en las ciudades como sirvientes, artesanos, o empleados en los obrajes. La esclavitud de los indígenas estuvo casi siempre prohibida, excepto cuando se rebelaban contra el gobierno virreinal; pero se practicaba con frecuencia.

Con todas estas adversidades, muchos indígenas murieron. Durante el siglo XVII la población de la Nueva España se redujo, faltaron manos para trabajar y la economía comenzó a decaer.

Al avanzar los novohispanos hacia el norte las tribus chichimecas de San Luis Potosí, Zacatecas, Aguascalientes, Coahuila, Durango, se mezclaron tanto entre ellas mismas y con los españoles y los indígenas del centro, que comenzaron a convertirse en ese pueblo mestizo que somos los mexicanos. Más tarde llegaron africanos y asiáticos que contribuyeron a la variedad física de los mexicanos. Ese mestizaje no ha terminado. A México sigue llegando gente de muchos lugares. El mestizaje existe en muchos otros países.

Los Criollos

Los criollos constituyeron una minoría que fue creciendo y haciéndose cada vez más importante. Tenían tierras y minas; ocupaban puestos en la Iglesia, el gobierno y el ejército, pero no los principales, que deseaban tener. Esos cargos eran de los españoles peninsulares, los nacidos en la península ibérica. Los criollos se interesaron en el pasado de esta tierra. También se dedicaron a las artes. Mandaron construir catedrales, iglesias, conventos y casas magníficas, verdaderos palacios. Esos edificios tienen hermosos adornos labrados en piedra, estuco y madera. Los puedes ver hoy en algunas ciudades del país.

Hubo grandes escritores criollos, como Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos de Sigüenza y Góngora. Los dos amaban profundamente su tierra. A Sor Juana, una de las poetisas más importantes que han existido, le gustaba escribir de vez en cuando poesías en náhuatl. Don Carlos estudió intensamente el pasado indígena.

En 1648, el sacerdote criollo Miguel Sánchez difundió la devoción por la Virgen de Guadalupe, que según la tradición se había aparecido en 1531. Indios, criollos y mestizos se unieron en un gran culto que abarcaba completa a la Nueva España, esa nueva unidad de formación.