México Independiente
Los primeros años de México Independiente
El 28 de septiembre de 1821 se instaló una Junta Provisional de Gobierno, encargada de redactar el Acta de Independencia y de organizar un congreso que decidiera la forma de gobierno para el país.Para ese entonces habían muerto seiscientos mil hombres: casi la décima parte de la población y la mitad de los que trabajaban.
Como los indígenas no estaban acostumbrados a que la tierra fuera propiedad privada, la igualdad de todos los mexicanos ante la ley los dejó en desventaja frente a los criollos. España no reconoció los Tratados de Córdoba que O’ Donojú había firmado. No aceptó que México era independiente, y hasta 1825 siguió ocupando el fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz. Además de España, otros países europeos querían apoderarse de México, para explotar sus riquezas.
A los mexicanos les faltaban armas y dinero, y así tendrían que defenderse. Lo peor era que se encontraban divididos, porque no estaban de acuerdo en la forma de gobierno que debían adoptar: unos querían una república y otros una monarquía. De estos últimos, unos querían que reinara algún príncipe español, y otros que fuera coronado Iturbide.
España no aceptó enviar un príncipe al trono de México y eso reforzó las ambiciones de Iturbide, que quería ser emperador. Sus seguidores ejercieron mucha presión para que éste fuera coronado. Así, el Congreso lo declaró Emperador, con el nombre de Agustín I.
México se hace república
Muchos mexicanos se oponían a Iturbide, y algunos diputados conspiraron en su contra. El emperador disolvió el Congreso y realizó otros cambios políticos. Antonio López de Santa Anna, que era comandante general de la provincia de Veracruz, fue destituido y se rebeló contra Iturbide. Se puso de acuerdo con Guadalupe Victoria, y en febrero de 1823 Santa Anna proclamó el Plan de Casa Mata, que proponía establecer el sistema republicano.
En marzo de 1823 Iturbide renunció al trono y se fue a Europa. Las provincias de Centroamérica (lo que actualmente son Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica), que se habían unido al imperio, se separaron de México. Al año siguiente Iturbide regresó; como en su ausencia el Congreso había decretado que no podía volver a México, bajo pena de muerte, fue fusilado.
Cuando Iturbide dejó el trono, el gobierno quedó en manos de un Supremo Poder Ejecutivo formado por Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, ente otros, que convocó a un segundo Congreso.
Los diputados del nuevo Congreso decidieron que México sería una república. Unos querían que la república fuera federal, formada por la unión de varios estados, libres y soberanos para resolver sus problemas internos. Otros querían que fuera centralista, con provincias o departamentos en lugar de estados, y un poder central que resolviera todos los asuntos. La Constitución de 1824, preparada por este Congreso, se promulgó el 4 de octubre. Se decidió que México fuera una república federal, y que se llamara Estados Unidos Mexicanos.
Además, dicha Constitución declaraba que todos los mexicanos eran iguales, que la única religión sería la católica, y concedía la libertad de imprenta. El Congreso convocó a elecciones, las primeras que hubo en el México independiente; resultaron electos, como presidente Guadalupe Victoria y como vicepresidente Nicolás Bravo. Los primeros países que reconocieron la independencia de México fueron: Chile, Colombia, Perú, Estados Unidos de América e Inglaterra.
El gobierno de Guadalupe Victoria consiguió que los españoles que todavía estaban en San Juan de Ulúa se rindieran, hizo efectiva la abolición de la esclavitud que había decretado Hidalgo e impulsó la educación. Dos préstamos ingleses le permitieron pagar a tiempo los sueldos del ejército y de los empleados de gobierno.
Otros préstamos extranjeros hicieron posible reparar los daños que habían sufrido las minas y ponerlas a funcionar. Comerciantes europeos y estadounidenses se instalaron en México. Para defender sus intereses, los criollos ricos formaron agrupaciones políticas que se llamaron logias masónicas de rito escocés. Estos grupos formados por partidarios del centralismo se oponían a la república federal. El embajador Poinsett intervino nuevamente en los asuntos internos de México y organizó a la gente de clase media en otras logias, llamadas de rito yorkino,que preferían el sistema federal.
Al terminar el gobierno de Guadalupe Victoria, después de un levantamiento, asumió la presidencia Vicente Guerrero. Mientras tanto, los españoles se preparaban en Cuba para reconquistar México. Corrió el rumor de que recibirían ayuda de los españoles que estaban en el país, y Guerrero expulsó a estos últimos. La medida tuvo efectos desastrosos, pues los desterrados se llevaron sus riquezas.
Sin recursos suficientes, era difícil resistir las presiones del ejército y del clero que querían conservar las ventajas que habían tenido en los últimos años del virreinato . Era difícil hacer producir los campos, las minas y las fábricas; mejorar y vigilar los caminos. Sin dinero suficiente no había manera de aumentar la riqueza de la nación, de afrontar la amenaza de agresiones extranjeras, ni de mantener la paz. Con la intención de reconquistar México, el gobierno español envió una expedición, comandada por Isidro Barradas. Los invasores se adueñaron de Tampico en 1829, pero fueron derrotados de inmediato por Santa Anna.
Guerrero mandó a su vicepresidente, Anastasio Bustamante, al frente de otro ejército a Jalapa, para contratacar rápidamente en caso de otra invasión, pero Bustamante aprovechó esas tropas para rebelarse contra Guerrero y apoderarse de la presidencia.
Guerrero se refugió en las montañas del sur. Bustamante pagó, según se dice, cincuenta mil pesos de oro a un marino genovés, Francisco Picaluga, para que le entregara a Guerrero. Picaluga invitó al insurgente a comer a su barco, en Acapulco, y cuando lo tuvo a bordo levó anclas. Guerrero fue acusado de traición y fusilado en Cuilapan, Oaxaca , el 14 de febrero de 1831. Tras la muerte de Guerrero hubo levantamientos que obligaron a Bustamante a dejar la presidencia.
La primera reforma liberal
Las nuevas elecciones hicieron presidente a Antonio López de Santa Anna, y vicepresidente a Valentín Gómez Farías. Santa Anna se retiró porque se sintió enfermo, y dejó en su lugar a Gómez Farías.
Durante la primera reforma liberal, Valentín Gómez Farías y el escritor José María Luis Mora estaban convencidos de que era importante liberar al país de los gastos que significaba mantener al clero y al ejército, así como de los privilegios que uno y otro tenían. Crearon el partido reformista, que deseaba la igualdad de todos los mexicanos ante la ley. Fue el partido de los liberales, de los federalistas. El clero y el ejército deseaban conservar los privilegios (fueros se decía entonces) que habían tenido en el virreinato, como no pagar impuestos o contar con tribunales especiales para juzgar sus faltas.
Junto con los grandes propietarios y los comerciantes más ricos, el clero y el ejército formaron el partido de los conservadores, de los centralistas, que encabezaba Lucas Alamán. Querían un gobierno central fuerte, que les parecía una solución para evitar el desorden. Pensaban que el país había perdido la mitad de su territorio y vivía en desorden porque no tenía un gobierno fuerte.
Durante su gobierno, Gómez Farías dictó leyes contra los privilegios del clero y del ejército. Esto provocó una serie de revueltas militares de los conservadores. Se ocasionó un caos tal, que en los siguientes veinticinco años, en los que debió haber habido seis o siete periodos presidenciales (entonces de cuatro años y no de seis como ahora) ocuparon veintiún personajes la presidencia en cuarenta y tres ocasiones. En este tiempo, Santa Anna fue presidente 11 veces.
Los conservadores pensaron que hacía falta cambiar la Constitución, y en 1837 promulgaron otra, llamada de las Siete Leyes. Esa Constitución establecía el gobierno republicano central. Los estados dejaban de tener su propio gobierno y pasaban a ser departamentos, con un gobernador nombrado por el gobierno nacional. Este cambio provocó malestar en algunas regiones del país.
La independencia de Texas y la Guerra de los Pasteles
Desde tiempos del Virreinato, algunos norteamericanos obtuvieron permiso para instalarse en Texas, que era parte de la Nueva España. Después de la independencia, continuaron llegando colonos estadounidenses y, con el tiempo, llegaron a ser más que los mexicanos. Tenían costumbres diferentes, hablaban inglés y no querían vivir sujetos a las leyes ni a los impuestos de México. Muchos de ellos fueron siempre partidarios de separarse de México, y en 1835 se declararon independientes.
Santa Anna marchó al norte para someterlos. Su ejército llegó en malas condiciones, tras cruzar las zonas desérticas del norte del país, pero en las primeras batallas resultó victorioso. Sin embargo, mientras acampaba a orillas del río San Jacinto, los texanos lo sorprendieron y lo tomaron prisionero.
La guerra podría haber continuado, aunque él estuviera preso, pero para recobrar la libertad hizo un pacto con el jefe de los texanos, y ordenó a su segundo que se retirara con el ejército.Vicente Filisola obedeció, pese a la oposición de otros generales, y Santa Anna reconoció la independencia de Texas. Otro problema surgió: Francia reclamó el pago de daños ocasionados a ciudadanos franceses durante las revueltas ocurridas en México. Muchas de las deudas que se querían cobrar eran exageradas; por ejemplo, un pastelero francés de Puebla reclamaba los pasteles perdidos en un motín. Por eso le llamamos la Guerra de los Pasteles.
México quería pagar, pero no tenía dinero. Entonces los franceses cañonearon Veracruz, en 1838. En estos combates Santa Anna fue herido y perdió una pierna. No había dinero para pagar, ni para organizar la defensa, por lo que México tuvo que solicitar nuevos préstamos y pagó a Francia una cantidad injusta y exagerada.