La Prehistoria
La prehistoria es el periodo comprendido desde la aparición del hombre hasta la invención de la escritura. Se basa en el estudio de restos materiales como utensilios, sepulturas, manifestaciones artísticas y objetos de adorno, entre otros. El estudio de la prehistoria reconoce que la humanidad ha pasado por dos etapas en el desarrollo de la cultura: la Edad de Piedra y la Edad de los metales.
En la Edad de Piedra el hombre empleó la piedra como herramienta para trabajar y como medio de defensa para subsistir en la lucha contra los animales. Se divide en dos grandes periodos: Paleolítico (piedra vieja) y Neolítico (piedra nueva).
El paleolítico inferior se extendió desde el momento de la aparición de los primeros homínidos y se caracterizó porque la vida del hombre fue nómada, existieron especies animales hoy desaparecidas y se usó el hacha de mano toscamente tallada en piedra. Los principales hallazgos humanos correspondientes a esta etapa son la Mandíbula de Mauer y los restos del Pithecantropus de Java y el Sinanthropus de Pekín.
El paleolítico medio se inició en el pleistoceno; el hombre tuvo una economía de subsistencia y se produjo una evolución de los utensilios de piedra. Los restos humanos propios de este periodo corresponden al hombre de Neanderthal.
El paleolítico superior se caracterizó por el perfeccionamiento de la técnica de trabajo de Sílex, la introducción del uso del hueso, las manifestaciones del arte, los grabados en hueso, las figuras y relieves de piedra y las pinturas rupestres. Los restos humanos característicos de esta etapa corresponden a la raza llamada de Cro-Magnon, muy superior antropológicamente a la de Neanderthal.
El hombre de este periodo habitó en las cuevas o en cabañas de madera y ramas. Enterraba a los muertos en fosas o dentro de grandes construcciones pétreas llamadas monumentos megalíticos, aunque era frecuente que lo hiciera dentro de las cuevas. Para esa época era probable que existieran ya las creencias de la perduración de la vida, pues las ofrendas eran muy numerosas en los sepulcros.
El neolítico o piedra nueva se diferencia del Paleolítico, entre otras cosas, por el uso de la cerámica y el pulimento de la piedra. En este momento el hombre pasó de nómada a sedentario y utilizó animales domésticos. Apareció la cerámica así como la alfarería y los tejidos y se construyeron palafitos (casas sobre pilotes encima del agua).
La edad de los metales fue el lapso en el que se utilizaron éstos en diferentes aplicaciones, lo que significó un gran progreso para el hombre. Los tiempos históricos se iniciaban y se tenían ya documentos escritos.
Durante el neolítico el hombre dependió de la naturaleza como fuente de subsistencia además de otros medios para proveerse alimento y materiales, tales como la práctica de la agricultura, la ganaderìa y la explotación minera (obtención de sílex).
La edad de los metales se dividió en tres períodos: cobre, bronce y hierro. Al finalizar la edad de piedra el hombre utilizaba el hueso, el marfil y metales como oro, plata, plomo y en especial cobre, con la finalidad de labrar en ellos. Este último se utilizaba como ornamentación de las piedras y poco a poco se fue aprendiendo la técnica para extraerlo por fundición, lo que produciría, tiempo después, la obtención del estaño.