El pasado prehistorico
Una sociedad sin escritura debe confiar en la tradición oral para conservar los rastros de su pasado. Los relatos y mitos pretéritos son transmitidos oralmente de generación en generación, lo que a menudo requiere una enorme capacidad de memoria por parte de algunos miembros de la sociedad. Esta narrativa memorista desaparece cuando la misma sociedad muere.
La arqueología se convierte de este modo en el único medio para reconstruir la naturaleza y los sucesos de la prehistoria, a través del estudio de los restos materiales dejados por los pueblos sin escritura: sus zonas de residencia, sus utensilios, así como sus grandes monumentos y sus obras de arte.
El conocimiento de la prehistoria ha sido sumamente difícil, ya que como la escritura solo surgió a fines del cuarto milenio antes de Cristo, no hay registros de épocas anteriores.
Por esto, los investigadores se han basado exclusivamente en fuentes arqueológicas; es decir, en el estudio de los escasos restos materiales de las sociedades prehistóricas: armas y útiles de piedra y hueso, pinturas y objetos artísticos, piezas de cerámica, huesos de animales o de hombres, la forma de enterrar a sus muertos, etc.
Para conocer la edad o antigüedad de los restos se utiliza el método estratigráfico, que consiste en el estudio de los estratos (capas o niveles) del terreno en los que aparecen los restos, cuya edad se conoce a través de la estructura geológica -composición de la tierra- y del yacimiento -disposición de cada uno de los estratos.
También se efectúa un estudio evolutivo de los objetos y un análisis físico con elementos radiactivos, como el carbono 14, el flúor, los pares de potasio-argón, torio-iridio, etc.