El surgimiento de la economía mundial y la llamada historia moderna
La expansión europea unió la economía de todos los continentes. A partir del siglo XVI, los barcos portugueses, españoles, holandeses, ingleses y franceses surcaron los mares transportando oro y plata, especias y sedas, esclavos y armas, bebidas alcohólicas y alimentos. De esta manera, se creó un sistema económico que abarcaba la mayor parte del mundo.
Una de las instituciones más importantes de esta primera economía mundial fue el esclavismo, que llevó a tantos hombres y mujeres africanos a América a trabajar en plantaciones y minas que producían azúcar, algodón, tabaco, oro y plata que a su vez eran exportados a Europa. Igualmente, el trabajo de los indígenas de Mesoamérica y los Andes en las minas produjo abundantes metales preciosos que enriquecieron a Europa, lo que permitió comprar los lujosos productos que se producían en China.
Otros productos más exóticos también comenzaron a ser comercializados entre los continentes, como la grana cochinilla, que se producía en Oaxaca y que servía para teñir la ropa de los obispos y cardenales europeos. Igualmente, las pieles de castor cazadas por los indígenas de América del Norte sirvieron para fabricar los abrigos que se utilizaban en Europa del Norte.
Como la economía globalizada del presente, esta primera economía mundial era desigual y beneficiaba mucho más a unos que a otros. Los africanos que fueron esclavizados y los indígenas americanos que fueron forzados a trabajar para los europeos no fueron favorecidos mientras que los comerciantes europeos obtuvieron inmensas riquezas, las cuales serían la base del desarrollo económico e industrial de su continente.
Por todas estas razones se afirma frecuentemente que la historia moderna del mundo comenzó con las exploraciones europeas del siglo XV, pues desde entonces, para bien o para mal, los habitantes de todos los continentes formamos parte de un mismo sistema económico y nuestros destinos se han entrecruzado.