De súbditos a ciudadanos
El establecimiento de regímenes constitucionalistas en Estados Unidos de América y Francia produjo la transformación de súbditos de rey en ciudadanos. A diferencia del súbdito, que obedece a un poder supremo, el ciudadano es un individuo libre racional que está en igualdad de derechos frente a los demás para elegir a sus representantes y crear leyes y gobiernos propios.
Sin embargo, la ciudadanía no se otorgó a todas las personas. Los esclavos no gozaban de ella por carecer de libertad. Tampoco los sirvientes, pues se consideraba que debían obediencia total a sus amos. Un grupo que luchó por la ciudadanía durante la Revolución Francesa fue el de las mujeres, pero la convención Nacional, compuesta por hombres, les negó ese derecho argumentando que a ellas les correspondía permanecer en el hogar.
A lo largo del siglo XIX, conforme la población fue tomando conciencia del valor de participar y exigir sus derechos, la ciudadanía, se restringió aún más, sólo se otorgó a los hombres que supieran leer, ganarán determinado sueldo o tuvieran propiedades.