Las guerras napoleónicas

Con el fin de defender a las monarquías y a la nobleza, y detener el avance de la Revolución francesa, las potencias europeas, principalmente Austria, Prusia y Gran Bretaña establecieron desde 1791 alianzas o coaliciones contra Francia. Para defenderse los revolucionarios franceses fortalecieron su ejército y organizaron campañas militares en territorio de Austria, Prusia, Italia y Egipto.

Con el ascenso de Napoleón Bonaparte al poder, el gobierno francés comenzó una nueva ola de campañas militares con fines expansionistas. Entre sus planes estaban invadir Gran Bretaña y llevar a cabo expediciones en India, el Caribe y el Pacífico Sur. Sin embargo, los ingleses derrotaron a las fuerzas francesas en Trafalgar, por lo que Napoleón concentró su política expansionista sobre el resto de Europa. Para ello impuso un bloqueo continental (1806) con el fin de evitar la intervención de los ingleses en el continente.

Gracias a la estrategia militar de Napoleón, varios territorios de Prusia, Austria e Italia, quedaron bajo su dominio. En ellos Napoleón estableció monarquías dirigidas por sus familiares o personas de su confianza. En 1808 las tropas napoleónicas invadieron la península Ibérica con el fin de marchar sobre Portugal, aliada de Gran Bretaña. En 1812 Napoleón lanzó una campaña militar contra Rusia y a partir de 1813 el ejército francés sufrió varias derrotas.