Repercusiones de postguerra

La I Guerra Mundial duró cuatro años, tres meses y catorce días. El conflicto representó un coste de 186.000 millones de dólares para los países beligerantes. Las bajas en los combates terrestres ascendieron a 37 millones, y casi diez millones de personas pertenecientes a la población civil fallecieron indirectamente a causa de la contienda. A pesar de que todas las naciones confiaban en que los acuerdos alcanzados después del conflicto restablecerían la paz mundial sobre unas bases estables, las condiciones impuestas promovieron un conflicto aún más destructivo.

Ni los tratados ni los buenos propósitos que manifestaron los líderes del mundo hicieron olvidar los millones de muertos que quedaron diseminados en los campos de batalla, ni los heridos y mutilados que regresaron a sus hogares con la esperanza de rehacer su vida.

En todos los países que intervinieron en la conflagración mundial, e incluso en aquellos que presenciaron desde lejos la ferocidad de los combates, las consecuencias de postguerra se tradujeron en profundas transformaciones espirituales, económicas y sociales.

Otras consecuencias

A las pérdidas de vidas humanas, destrucción de ciudades y de riquezas, deben agregarse los trastornos que se produjeron en la existencia de la humanidad. Las heridas no sanaron definitivamente ni se llegó a una paz verdadera. El mundo quedó en un estado permanente de crisis y de inestabilidad.

Desorden económico

Los cruentos años de guerra causaron graves crisis económicas y financieras. Los gastos en armamentos provocaron una enorme inflación que desvalorizó la moneda, favoreció la especulación y el encarecimiento de la vida. La cesantía y la escasez de alimentos tomaron caracteres catastróficos. Los mayores esfuerzos de los hombres de ciencia se gastaron en estudios y trabajos destinados a aumentar la eficacia de la aviación y del armamento, así como de las maquinarias industriales y agrícolas.

Las nuevas técnicas industriales que surgieron al amparo de esta situación, requirieron de inmensos capitales que sólo estaban en poder de agrupaciones y consorcios poderosos, los imponían sus precios y suprimían la libre competencia.

Los gobiernos, que no podían permanecer indiferentes ante lo que estaba ocurriendo, tuvieron que multiplicar sus intervenciones en la economía, lo que constituyó la negación del sistema económico liberal hasta entonces dominante en Europa.

Los enormes ejércitos que se crearon entonces y que habituaron a los hombres a la disciplina, y los modernos y poderosos medios de propaganda, tendieron a formar una verdadera sicosis de masas. Comenzaron a observarse otros enfoques políticos. Se aumentó la exaltación de los sentimientos nacionalistas y enlos países coloniales no tardaron las agitaciones contra sus dominadores europeos.

Los vencedores decían haber hecho la guerra para imponer la democracia y la libertad. Pero en muchas naciones el régimen constitucional fue reemplazado por gobiernos autoritarios: nacismo alemán, fascismo italiano, comunismo ruso, dictaduras húngaras, yugoslavas, españolas, polaca, turca y otras.