Historia de la física
Se dice que la física no surgió como un campo de estudio definido hasta principios del siglo XIX. Antiguamente los chinos, babilonios, egipcios y mayas observaron el movimiento de los planetas logrando predecir eclipses. Los griegos realizaron una serie de especulaciones filosóficas introduciendo dos ideas fundamentales con respecto a los componentes del Universo; el atomismo propuesto por Leucipo en el siglo IV a.C., y la teoría de los elementos, formulada en el siglo anterior.
Durante el período helenístico, Alejandría se convirtió en el centro científico de la civilización occidental, realizando sorprendentes avances. En esa época uno de los científicos más destacados fue el matemático e inventor Arquímides, quien logró diseñar con palancas y tornillos varios aparatos mecánicos prácticos y midió la densidad de objetos sólidos sumergiéndolos en un líquido. Por el lado de la astronomía cabe mencionar al astrónomo Aristarco de Samos, quien encontró la relación matemática entre las distancias de la Tierra al Sol y de la Tierra a la Luna. En las matemáticas destacó el astrónomo, geógrafo y matemático Eratóstenes, que midió la circunferencia de la Tierra y elaboró un catálogo de estrellas. Hiparco de Nicea descubrió la precesión de los equinoccios, en el siglo II, y Tolomeo propuso el sistema que lleva su nombre para explicar el movimiento planetario, que ubica a la Tierra la Tierra en el centro y el Sol, la Luna y las estrellas giran en torno a ella en órbitas circulares.
Edad Media
Durante el siglo XIII, se produjeron pocos avances. Sabios como Averroes o Ibn al-Nafis, conservaron muchos tratados científicos heredados de la Grecia clásica.
Algunos logros que vale la pena destacar fue el trabajo realizado por el filósofo escolástico y teólogo italiano Santo Tomás de Aquino (imagen), quien trató de demostrar que las obras de Platón y Aristóteles eran comparables con las Sagradas escrituras. Además el británico Roger Bacon fue uno de los pocos filósofos que defendió el método experimental como auténtica base del conocimiento científico; también investigó en astronomía, química, óptica y diseño de máquinas.
Época moderna
La ciencia moderna surgió tras el Renacimiento (siglo XVI y comienzos del XVII). El hito que justifica lo anterior es el logro de cuatro astrónomos destacados que lograron interpretar de manera muy satisfactoria el comportamiento de los cuerpos celestes. Nicolás Copérnico propuso un sistema heliocéntrico, en el que los planetas giran alrededor del Sol, pero el detalle era que él pensaba que las órbitas planetarias eran circulares. Tycho Brahe, astrónomo danés, adoptó una fórmula de compromiso entre los sistemas de Copérnico y Tolomeo. Según su fórmula los planetas giraban en torno al Sol, mientras que el Sol giraba alrededor de la Tierra.
Las medidas tomadas por Brahe permitieron a su ayudante Johannes Keplerr obtener los datos suficientes para atacar al sistema de Tolomeo y enunciar tres leyes que se ajustaban a una teoría heliocéntrica modificada. Otro hombre clave de la época es Galileo. Él había oído hablar de la invención del telescopio y construyó uno. Con el telescopio en 1609 pudo confirmar el sistema heliocéntrico observando las fases del planeta Venus. También descubrió las irregularidades en la superficie de la Luna, los cuatro satélites de Júpiter más brillantes, las manchas solares y muchas estrellas de la Vía Láctea.
Los descubrimientos astronómicos de Galileo y sus trabajos sobre mecánica precedieron la obra del matemático y físico británico del siglo XVII Isaac Newton, uno de los científicos más grandes de la historia.
La Física a partir de Newton
A la edad de 23 años Isaac Newton desarrolló los principios de la mecánica, formuló la ley de la gravitación universal, separó la luz blanca en sus colores constituyentes e inventó el cálculo diferencial e integral.
Todas sus contribuciones permitieron cubrir una amplia gama de fenómenos naturales. Es decir, que gracias al aporte de Newton se demostraron que tanto las leyes de Kepler, sobre el movimiento planetario, como los descubrimientos de Galileo, sobre la caída de los cuerpos, se deducen de la segunda ley del movimiento (segunda ley de Newton) combinada con la ley de la gravitación.
Newton también fue capaz de explicar el efecto de la Luna sobre las mareas, así como la precesión de los equinoccios.