Las semillas

La semilla tiene tres partes principales: el embrión, formado por células que darán lugar a las estructuras de la planta adulta (raíz, yemas, tallos, hojas). Los cotiledones, uno en las monocotiledóneas y dos en las dicotiledóneas, son órganos de absorción que toman nutrientes de las reservas de la semilla. En las monocotiledóneas, este tejido se llama endospermo. En las dicotiledóneas, los cotiledones actúan como tejido de almacenamiento.

La testa es una capa externa que protege las anteriores estructuras y evita la pérdida de agua. En el embrión de las gimnospermas con frecuencia existen varios cotiledones.

Algunas plantas no necesitan formar la semilla para germinar. Utilizan parte de su estructura o cuerpo para ello, como las hojas, trozos de tallo, raíces o bulbos.

Muchas veces, el hombre no espera que aparezca la semilla para realizar la siembra. Aprovecha trozos de la misma planta que desea cosechar. Por ejemplo: trozos de la caña de azúcar, de papas, de cebollas, etcétera.

El hombre ha hecho injertos con el fin de mejorar la calidad del fruto. Es por eso que existen frutos en cuyo interior no encontramos semillas. Un caso muy conocido es la uva sin pepas, llamada dedo de dama.

Hay muchas semillas que cuentan con estructuras especiales para ser transportadas por el viento. Por ejemplo: el diente de león, que tiene una especie de pelitos, que usa también como paracaídas.