Otros cuerpos celestes

Asteroide

Asteroide, uno de los numerosos planetas pequeños o menores que giran en órbitas elípticas, sobre todo, entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Tamaños y órbitas

Los asteroides de mayor tamaño y más representativos son: Ceres, con un diámetro de unos 1.030 km, y Palas y Vesta, con diámetros de unos 550 km. Aproximadamente 200 asteroides tienen diámetros de más de 100 km, y existen miles de asteroides más pequeños.

La masa total de todos los asteroides del Sistema Solar es mucho menor que la masa de la Luna. Los cuerpos más grandes son más o menos esféricos, pero los que tienen diámetros menores de los 160 km suelen presentar formas alargadas e irregulares. La mayoría de los asteroides, sin tener en cuenta su tamaño, completan un giro sobre su eje cada 5 a 20 horas. Algunos asteroides tienen compañeros.

Los llamados asteroides Troyanos están situados en dos nubes, una que gira 60 grados delante de Júpiter, en su órbita, y la otra 60 grados detrás. En 1977 el asteroide Quirón fue descubierto en una órbita entre la de Saturno y la de Urano. A comienzos de la década de 1990 se descubrió que unos 75 asteroides (los asteroides de Amor) cruzaban la órbita de Marte, unos 50 (los asteroides de Apolo) cruzaban la órbita de la Tierra y menos de 10 (los asteroides de Atón) tienen órbitas más pequeñas que la de la Tierra. Uno de los asteroides interiores más grandes es Eros, un cuerpo alargado que mide 14 por 37 km. Un extraño asteroide de Apolo, Faetón, de unos 5 km de ancho, se acerca al Sol más que cualquier otro asteroide conocido (20,9 millones de km). También se le relaciona con el regreso anual de la corriente de meteoros de Géminis.

Composición de la superficie

Se cree que la mayoría de los meteoritos recuperados en la Tierra se piensa que son fragmentos de asteroides. Las observaciones de asteroides mediante espectroscopia telescópica y por radar apoyan esta hipótesis. Demuestran que los asteroides, al igual que los meteoritos, se pueden clasificar en pocos tipos.

Las tres cuartas partes de los asteroides visibles desde la Tierra, incluido Ceres, pertenecen al tipo C, lo cual parece estar relacionado con una clase de meteoritos conocidos como condritos carbonáceos. Se considera que son los materiales más antiguos del Sistema Solar, con una composición que refleja la de las primitivas nebulosas solares. De color extremadamente oscuro, probablemente causado por su contenido en hidrocarburos, presentan pruebas de haber adsorbido agua de hidratación. Así pues, a diferencia de la Tierra y de la Luna, nunca se han reblandecido o recalentado desde que se formaron por vez primera.

Los asteroides del tipo S, relacionados con los meteoritos pétreos-ferrosos, constituyen aproximadamente el 15% del número total. Mucho más raros son los objetos del tipo M, que se corresponden por su composición a los meteoritos férrosos. Compuestos de una aleación de hierro y níquel, representan los núcleos de los cuerpos planetarios reblandecidos y diferenciados, a los que los impactos despojaron de sus capas externas. Unos pocos asteroides, entre ellos Vesta, quizá estén relacionados con la clase más extraña de meteoritos: los acondritos. Estos asteroides parecen tener en su superficie una composición ígnea semejante a la de muchos torrentes de lava terrestres y lunares. Por lo tanto, los astrónomos están razonablemente seguros de que Vesta, en algún momento de su historia, se reblandeció de forma parcial. Los científicos se muestran desconcertados ante el hecho de que algunos de los asteroides se hayan reblandecido y otros, como Ceres, no. Una posible explicación es que el primitivo Sistema Solar contuviera ciertos isótopos concentrados, muy radiactivos, que hubieran generado el calor suficiente para reblandecer a los asteroides.

Cometa

Cometa (astronomía) (del latín stella cometa, ‘estrella con cabellera’), cuerpo celeste de hielo y roca, relativamente pequeño, que gira alrededor del Sol. Cuando un cometa se acerca al Sol, parte del hielo se convierte en gas. Este gas y partículas de polvo se desprenden y originan una cola larga y luminosa que caracteriza a los cometas.

Historia

Las apariciones de grandes cometas se consideraron fenómenos atmosféricos hasta 1577, cuando el astrónomo danés Tycho Brahe demostró que eran cuerpos celestes. En el siglo XVII el científico inglés Isaac Newton demostró que los movimientos de los cometas están sujetos a las mismas leyes que controlan los de los planetas.

Comparando los elementos orbitales de algunos de los primeros cometas, el astrónomo británico Edmund Halley mostró que el cometa observado en 1682 era idéntico a los dos que habían aparecido en 1531 y en 1607, y predijo con éxito la reaparición del cometa en 1759. Las primeras apariciones de este cometa, el cometa Halley, se han identificado ahora a partir de registros fechados en el año 240 a.C., y es probable que el brillante cometa observado en el año 466 a.C. fuera también este mismo. El cometa Halley pasó por última vez alrededor del Sol a principios de 1986. En su fase de alejamiento fue visitado en marzo de ese año por dos sondas cósmicas de construcción soviética, Vega 1 y Vega 2, y por otro vehículo espacial, llamado Giotto, lanzado por la Agencia Espacial Europea. También fue observado a gran distancia por dos astronaves japonesas.

Composición

Un cometa consta de un claro núcleo, de hielo y roca, rodeado de una atmósfera nebulosa llamada cabellera o coma. El astrónomo estadounidense Fred L. Whipple describió en 1949 el núcleo de los cometas, que contiene casi toda la masa del cometa, como una «bola de nieve sucia» compuesta por una mezcla de hielo y polvo.

Hay diversos datos que sustentan la teoría de la bola de nieve. De los gases y partículas meteóricas observados que se expulsan para formar la cabellera y la cola de los cometas, la mayor parte de los gases son moléculas fragmentarias o radicales de los elementos más comunes en el espacio: hidrógeno, carbono, nitrógeno y oxígeno. Las radicales, por ejemplo CH, NH y OH, provienen de la rotura de algunas de las moléculas estables CH4 (metano), NH3 (amoníaco) y H2O (agua), que pueden permanecer en el núcleo como hielos o como compuestos más complejos y muy fríos. Otro hecho que apoya la teoría de la bola de nieve es que se ha comprobado, en los cometas más observados, que sus órbitas se desvían bastante de las previstas por las leyes newtonianas. Esto demuestra que el escape de gases produce una propulsión a chorro que desplaza el núcleo de un cometa ligeramente fuera de su trayectoria, por otra parte, fácil de predecir. Además, los cometas de periodos cortos, observados a lo largo de muchas revoluciones, tienden a desvanecerse con el tiempo como podría esperarse de los del tipo de estructura propuesta por Whipple. Por último, la existencia de grupos de cometas demuestra que los núcleos cometarios son unidades sólidas.

La cabeza de un cometa, incluida su difusa cabellera, puede ser mayor que el planeta Júpiter. Sin embargo, la parte sólida de la mayor parte de los cometas tiene un volumen de algunos kilómetros cúbicos solamente. Por ejemplo, el núcleo oscurecido por el polvo del cometa Halley tiene un tamaño aproximado de 15 por 4 kilómetros.

Efectos solares

A medida que un cometa se aproxima al Sol, la alta temperatura solar provoca la sublimación de los hielos, haciendo que el cometa brille enormemente. La cola también se vuelve brillante en las proximidades del Sol y puede extenderse decenas o centenares de millones de kilómetros en el espacio.

La cola siempre se extiende en dirección opuesta al Sol, incluso cuando el cometa se aleja del astro central. Las grandes colas de los cometas están compuestas de simples moléculas ionizadas, incluyendo el monóxido de carbono y el dióxido de carbono. Las moléculas son expulsadas del cometa por la acción del viento solar, una corriente de gases calientes arrojada continuamente desde la corona solar (la atmósfera externa del Sol), a una velocidad de 400 km/s. Con frecuencia, los cometas también presentan una cola arqueada, más pequeña, compuesta de polvo fino expulsado de la cabellera por la presión de la radiación solar.

A medida que un cometa se retira del Sol pierde menos gas y polvo, y la cola desaparece. Algunos cometas con órbitas pequeñas tienen colas tan cortas que son casi invisibles. Por otra parte, la cola de al menos un cometa ha superado la longitud de 320 millones de km en el espacio. La mayor o menor visibilidad de los cometas depende de la longitud de la cola y de su cercanía al Sol y a la Tierra. Menos de la mitad de las colas de los 1.400 cometas registrados eran visibles a simple vista, y menos del 10% resultaron llamativas.

Periodos y órbitas

Los cometas describen órbitas elípticas, y se han calculado los periodos (el tiempo que tarda un cometa en dar una vuelta alrededor del Sol) de unos 200 cometas. Estos varían desde 3,3 años para el cometa Encke a 2.000 años para el cometa Donati de 1858.

Las órbitas de la mayor parte de los cometas son tan amplias que pueden parecer parábolas (curvas abiertas que apartarían a los cometas del Sistema Solar), pero como suponen los astrónomos a partir de los análisis técnicos, son elipses de gran excentricidad, posiblemente con periodos de hasta 40.000 años o mayores.

No se conoce ningún cometa que se haya aproximado a la Tierra con una órbita hiperbólica; esto significaría que su origen estaba en el espacio exterior del Sistema Solar. Sin embargo, algunos cometas pueden no volver jamás al Sistema Solar debido a la gran alteración de sus órbitas originales por la acción gravitatoria de los planetas.

Esta acción se ha observado en una escala más pequeña: unos 60 cometas de periodos cortos tienen órbitas que han recibido la influencia del planeta Júpiter, y se dice que pertenecen a la familia de Júpiter. Sus periodos varían de 3,3 a 9 años.

Meteoros

Los meteoroides son pedazos pequeños de polvo y piedra — la mayoría del tamaño de un chícharo o más pequeños — que se encuentran esparcidos por todo el sistema solar. Algunos de ellos terminan siendo «estrellas fugaces» , o meteoros, quemándose en un instante al descender apresuradamente por la atmósfera de la Tierra.

La mayoría de los meteoros que vemos en el cielo nocturno vienen de los cometas, los cuales dejan senderos de polvo y residuos detrás de ellos al hacer sus órbitas alrededor del Sol.

Los meteoroides también pueden ser pedacitos de roca o polvo que se han desprendido de los asteroides o fragmentos de material que fueron arrojados de los planetas y las lunas al ser golpeados por objetos más grandes.

Unos cuantos meteoroides grandes caen a la tierra; estos se llaman meteoritos. Cientos de toneladas de meteoritos llegan a la superficie de la Tierra cada año, pero la mayoría son pedacitos de roca. Son muchos más los meteoros que se queman en la atmósfera de la Tierra que los meteoritos que llegan al suelo. La mayoría de los meteoritos contienen níquel y hierro. Son atraídos por un imán, y son muy pesados para su tamaño. Se formaron alrededor del mismo tiempo que se formó la Tierra, hace 4.5 billones de años. Ya que los meteoritos han sobrevivido sin transformaciones desde el comienzo del Sistema Solar, nos ayudan a entender las condiciones que existían en ese entonces. Los meteoritos grandes pueden dejar cráteres en la superficie de la Tierra, como los cráteres en la Luna, pero pocos son visibles ahora. El Cráter de Meteorito Barringer en Arizona es probablemente el cráter más famoso en la Tierra, aunque no es el más grande.

En 1908 un objeto grande se vaporizó justo arriba del suelo en Siberia, arrasando el bosque por 25 millas (40 km) alrededor y tumbando a la gente al suelo a 50 millas (80 km) de distancia. Pero objetos aún más grandes han golpeado a la Tierra en el pasado. Por ejemplo, evidencia del impacto por un meteoro inmenso en el Golfo de México puede explicar la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años. Algunos científicos creen que la explosión causada cuando este objeto golpeó la superficie cambió el clima del planeta entero, creando condiciones en las cuales los dinosaurios no podían sobrevivir. Las lluvias de meteoros ocurren cuando muchos meteoros aparecen en el cielo dentro de un período corto de tiempo. Son causados por residuos de polvo y pequeñas partículas dejadas por los cometas. Cuando la Tierra pasa por el sendero de polvo dejado por el cometa, muchos pedazos de material entran a nuestra atmósfera y se queman. Las lluvias de meteoros generalmente ocurren al mismo tiempo cada año, cuando la Tierra llega a los lugares en su órbita donde hay gran concentración de residuos de cometas. Cuando un cometa ha regresado recientemente al interior del Sistema Solar y ha dejado un senderofresco de meteoros detrás de él, podemos ver una «tormenta» de meteoros, miles de estrellas fugaces que encienden el cielo por unos cuantos minutos.

Clasificación de meteoritos

Los meteoritos encontrados en la Tierra, según su composición, se clasifican en tres tipos:

1. Ferrosos, (en la imagen) compuestos fundamentalmente de hierro, un pequeño porcentaje de níquel y rastros de otros metales, como el cobalto;
2. Pétreos, meteoritos rocosos compuestos de silicatos
3. Pétreos-ferrosos, que contienen proporciones variables tanto de roca como de hierro. Aunque, actualmente, se cree que la mayor parte de los meteoritos son fragmentos procedentes de los asteroides o cometas, recientes estudios geoquímicos han demostrado que algunas rocas de la Antártida proceden de la Luna y de Marte, desde donde, presumiblemente, fueron lanzadas por el impacto explosivo de asteroides. Los asteroides son, en sí mismos, fragmentos de pequeños planetas formados hace 4.600 millones de años mientras se formaba la Tierra. Se cree que los ferrosos corresponden a los núcleos de los pequeños planetas, mientras que los pétreos (los que no proceden de la Luna y Marte) corresponden a la corteza. Los meteoritos tienen generalmente una superficie irregular y una capa exterior carbonizada, fundida. Los más grandes golpean la Tierra con un tremendo impacto, creando cráteres profundos. El mayor meteorito conocido pesa aproximadamente 55 toneladas y se encuentra en Hoba West, cerca de Grootfontein, Namibia. El siguiente pesa cerca de 31 toneladas; se trata del Ahnighito (Tienda) y lo descubrió, junto con otros dos meteoritos más pequeños, en 1894, cerca de Cape York, Groenlandia, el explorador estadounidense Robert Edwin Peary. Compuestas fundamentalmente de hierro, estas tres masas han sido utilizadas desde hace mucho tiempo por los inuit para la fabricación de cuchillos y armas. Peary llevó el Ahnighito a Estados Unidos y se exhibe en el Planetario Hayden de Nueva York. El mayor cráter conocido que se cree ha sido producido por un meteorito se descubrió en 1950 al noroeste de Quebec. Tiene un diámetro de 4 km, contiene un lago, y está rodeado de paredes concéntricas de granito fragmentad.

Satélite

Satélite se llama a todo objeto secundario que gravita en una órbita cerrada alrededor de un planeta.

Satélites naturales

La Luna es el satélite de la Tierra, si bien la Luna y la Tierra tienen un tamaño tan similar que se las puede considerar en algunos momentos como un sistema de dos planetas. El movimiento de la mayor parte de los satélites conocidos del Sistema Solar alrededor de sus planetas es directo, es decir, de oeste a este y en la misma dirección que giran sus planetas.

Solamente ciertos satélites de grandes planetas exteriores giran en sentido inverso, es decir, de este a oeste y en dirección contraria a la de sus planetas; probablemente fueron capturados por los campos gravitatorios de los planetas algún tiempo después de la formación del Sistema Solar.

Muchos astrónomos creen que Plutón(planeta enano), que se mueve en una órbita independiente alrededor del Sol, pudo haberse originado como satélite de Neptuno; recientemente se ha descubierto que el mismo Plutón tiene un satélite.

¿Qué es un satélite artificial?

El término de satélite artificial tuvo que ser incluido en fecha reciente, cuando el 4 de octubre de 1957 la entonces Unión Soviética lanzó el primer objeto que orbitara la Tierra causando un gran impacto en todo el mundo y traumando a los Estados Unidos que pensaban que estaban adelantados con respecto a los soviéticos. El primer satélite de Estados Unidos fue el Explorer 1 , lanzado el 31 de enero de 1958.

Una definición es: «cualquier objeto puesto en órbita alrededor de la Tierra con gran variedad de fines, científicos, tecnológicos y militares». Otra definición es: «objeto hecho por el hombre puesto en órbita cerrada alrededor de la Tierra» .

Estas definiciones tienen en común que orbitan la Tierra, esto los diferencia de los otros satélites que se han enviado a explorar el espacio (el Sol, la Luna, cometas, asteroides y todos los planetas con excepción). Pero debiéramos considerar como satélite artificial tambien los objetos que ha lanzado el hombre y que han quedado en órbita cerrada de otros planetas o satélites por ejemplo el Mars Global Surveyor que orbita alrededor de Marte.