Los grandes pintores

Los grandes pintores de la historia de la humanidad. Veamos quiénes son:

Leonardo da Vinci (1452-1519) fue el pintor más representativo del arte renacentista. Artista florentino y uno de los grandes maestros del renacimiento, famoso como pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Su profundo amor por el conocimiento y la investigación fue la clave tanto de su comportamiento artístico como científico. Sus innovaciones en el campo de la pintura determinaron la evolución del arte italiano durante más de un siglo después de su muerte; sus investigaciones científicas —sobre todo en las áreas de anatomía, óptica e hidráulica— anticiparon muchos de los avances de la ciencia moderna.

En 1481 pintó La adoración de los Reyes Magos, un cuadro que sin duda demuestra los inicios del artista. Más tarde aprendería variadas técnicas y pondría su sello propio en cada una de ellas.

El retrato de Mona Lisa (1503-1506, Louvre, Parfs), más conocido como La Gioconda, era la obra preferida de Leonardo da Vinci. Existen muchas teorías sobre la identidad de la modelo y el significado de su enigmática sonrisa. Fue la primera vez que se mostró algún estado de ánimo en el rostro de alguien y eso perduró en el tiempo.

La historia de esta pintura es bastante curiosa. Francesco del Gioccondo fue donde Leonardo a pedirle que hiciera este retrato; sin embargo, nunca lo fue a buscar, por lo que Da Vinci la conservó para él, convirtiéndose en una de las joyas de la historia del arte. Además, Leonardo fue el primero en envolver a las figuras en una atmósfera determinada y un genio de las proporciones.

En 1506 regresó a Milán al servicio del gobernador francés Carlos II Chaumont, mariscal de Amboise. Al año siguiente fue nombrado pintor de la corte de Luis XII de Francia, que residía por entonces en la ciudad italiana. Durante los seis años siguientes Leonardo repartió su tiempo entre Milán y Florencia, donde a menudo visitaba a sus hermanastros y hermanastras y cuidaba de su patrimonio.

En Milán continuó sus proyectos de ingeniería y trabajó en el monumento ecuestre de Gian Giacomo Trivulzio, comandante de las fuerzas francesas en la ciudad. Aunque el proyecto no se llegó a finalizar, se conservan dibujos y estudios sobre el mismo.

De esta misma época parece ser la segunda versión de la Virgen de las rocas y Santa Ana, la Virgen y el Niño (c. 1510, Louvre, París). Desde 1514 hasta 1516 vivió en Roma bajo el mecenazgo de Giuliano de Medici, hermano del papa León X. Se alojaba en el palacio del Belvedere en el Vaticano, y se ocupaba fundamentalmente de experimentos científicos y técnicos. En 1516 se trasladó a Francia a la corte de Francisco I, donde pasó sus últimos años en el castillo de Cloux, cerca de Amboise, en el que murió el 2 de mayo de 1519.

Otro de los grandes genios de la pintura fue Miguel Angel Buonarroti (1475-1564), quien también se desenvolvió en otras disciplinas, como la arquitectura, la poesía, pero por sobre todo la escultura, dejando huellas impresionantes hasta el día de hoy.

Era amante de muchos motivos, pero lo que sin duda lo marcó durante su vida fue el amor y la pasión por la figura humana. Los hombres que aparecían en su obra eran grandes, musculosos y fuertes. Como pintor, lo que más lo marcó y lo que hasta hoy es recordado por su belleza, fue la maravilla que plasmó en el techo de la Capilla Sixtina, una obra de 500 metros cuadrados llenos de una decoración magnífica e impresionante, la que demoró cuatro años (1508-1512). Los motivos religiosos y de gran dramatismo son asombrosos cuando se les ve, con un volumen perfecto de las figuras bíblicas.

A finales de la década de 1970 comenzaron los trabajos de restauración de los frescos de la Capilla Sixtina, que con el paso del tiempo se habían deteriorado enormemente. Al limpiarlos, para lo que se emplearon las técnicas más modernas, aparecieron los colores originales de las pinturas. También se eliminaron gran parte de los paños que cubrían los desnudos de las figuras, y sólo se han conservado los que tapaban partes que se habían borrado. La restauración se llevó a cabo en dos fases: en la primera se restauraron la bóveda y las paredes, en la segunda se restauró el Juicio Final, que fue presentado al público el día de Pascua de 1994 por el papa Juan Pablo II.

El último gran artista fue Rafael Sanzio (1486-1520), un pintor que se caracterizó por su corta pero intensa vida. En sus obras se tocaban básicamente cuatro grandes géneros: religiosos y madonas, composiciones religiosas al fresco, murales de temas profanos y retratos. A partir de 1505 se hizo famosos por la variedad de madonas que pintó a petición de selectos grupos de la sociedad. Entre las más conocidas se encuentran la La Madonna del Pez, Madonna del Gran Duque, Madonna de la Silla y la Madonna de Foligno.

Más tarde sería llamado para decorar una de las habitaciones del Vaticano para el Papa de ese entonces, Julio II, quien no solo quedó impresionado por el talento del pintor, sino que, además, mandó a borrar todos los otros frescos existentes que habían sido pintados por prestigiosos artistas. Es aquí donde se encuentra la famosa Escuela de Atenas, donde trató de representar las más grandes disciplinas de la época, como la teología, la poesía, las artes, las ciencias y la filosofía.

Otras obras de gran importancia fueron Coronación de Carlomagno, El Parnaso y el Santísimo Sacramento.