La sociedad de las naciones

Conocida como una organización intergubernamental fundada en 1919, con sede en la ciudad suiza de Ginebra, en torno a la cual se articuló la sociedad internacional tras la I Guerra Mundial . Su primera reunión, a la que asistieron delegados de 42 estados, tuvo lugar el 15 de noviembre de 1920. La andadura de la Sociedad de Naciones, ya en precario durante sus últimos años, concluyó en la sesión celebrada el 8 de abril de 1946, en la que transfirió su legado a la naciente Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La organización política nació como consecuencia de la Conferencia de París, que se celebró paralelamente a la de Versalles y que concluyó con el Tratado de Paz.

Su misión, además de preservar la armonía entre los países, era tomar el control de algunos territorios (mandatos); y propender a la cooperación internacional en los campos económico, social y humanitario.

Las directrices centrales, tanto de la paz como de la creación del organismo, fueron dictadas por el llamado Consejo de los Cuatro, formado por el Presidente de los Estados Unidos, Thomas Woodrow Wilson; Jorge Clemenceau, representante de Francia; David Lloyd George, de Inglaterra, y Vittorio Emmanuele Orlando, de Italia. Sobre esos hombres recayeron todas las responsabilidades futuras.

Primer antecedente

El 8 de enero de 1918, el Presidente Wilson había proclamado ante el Congreso de su país un plan de paz que contenía catorce puntos. Se trataba de una concepción idealista del mandatario.

Los grandes principios que propiciaba eran, además del reconocimiento de la independencia de los países ocupados por Alemania, la organización de las relaciones internacionales en base a la autodeterminación nacional, la constitución de un organismo internacionaI que garantizase la independencia y la igualdad entre las naciones y el establecimiento de la libertad e igualdad absolutas en el comercio mundial. Wilson estaba convencido de que debía existir una solidaridad entre todas las naciones civilizadas. Sin embargo, no pudo vencer los egoísmos nacionales de los gobernantes de los paíes europeos.

Primera falla

Al constituirse en 1919 la Sociedad o Liga de Naciones, quedaron excluidas Rusia y Alemania. Estados Unidos, por decisión del Congreso, se marginó de ella. Esto significaba que tres de las mayores potencias del mundo no actuaban en la organización, quedando subordinada su eficiencia al entendimiento que podría lograrse entre el Imperio Británico y Francia.

Con estos antecedentes iniciales, más el retiro de Japón en 1933 y el evidente desequilibrio entre Estados Unidos y Europa, La Sociedad de las Naciones jamás alcanzó universalidad, como tampoco nunca pudo ser una real fuerza de contención.

El fracaso

Todos los buenos propósitos con que nació la Sociedad de las Naciones fracasaron por diferentes motivos. Según los historiadores, dos fueron las causa principales: una se debió al sistema preventivo de la guerra establecido en el Pacto, y la otra, a la falta de comprensión internacional.

La primera procedía de disposiciones poco claras respecto a la determinación de quién era agresor, y la otra, del artículo 15, que calificaba como lícita, en algunos casos, la guerra ofensiva.

Entre estos casos estaban las guerras por recomendación unánime del Consejo general o por la falta de una sentencia arbitral. También fue causa de fracaso de la insuficiencia del artículo 16 respecto a las sanciones militarse, porque no dotó a la Socedad de medios de acción necesarios para permitirle asegurar el respeto a los compromisos contenidos en el pacto. La Sociedad de Naciones se derrumbó al declararse la Segunda Guerra Mundial. Durante el desarrollo de ésta, con fecha 1 de enero de 1942, se constituyó la Organización de las Naciones Unidas, que susbsite hasta el día de hoy.