Emanación de América
A inicios del siglo XIX la lucha por la independencia en las colonias americanas, principalmente españolas y portuguesas, se generalizó como resultado histórico de diversos factores, entre ellos la situación política por la que pasaba España, la desigualdad social y las luchas internas.
En Haití el movimiento comenzó antes que en otras naciones. Y fue también ahí donde se dio el primer brote de la independencia. Haití estaba fragmentado en dos partes desde el siglo XVIII: la española y la francesa. Fue en esta última, conocida como Santo Domingo, donde inició la lucha que se consumaría en 1804.
El primer país de la América española que proclamó su independencia a raíz de la invasión napoleónica en la Península Ibérica, hacia 1810, fue Argentina, cuando se estableció una junta de gobierno a nombre de Fernando VII, aunque la pudo decretar formalmente hasta 1816.
Junto con Argentina, y a partir de la crítica situación de España bajo la dominación francesa, se emancipó Chile. Paraguay, que formó parte del Virreinato del Río de la Plata, se independizó junto con Argentina, pero en 1815 se separó para convertirse en nación independiente. Uruguay también formó parte de Argentina, de la que se separó para quedar supeditada a Brasil. Uruguay confirmó su independencia en 1830.
La independencia de Brasil fue menos complicada y menos violenta que la de los otros países. En 1792 el príncipe Juan asumió la regencia de Portugal ante la demencia de María I, la Reina Madre. La invasión francesa impuso a José Bonaparte en España y Portugal en 1807, lo cual obligó al regente Juan a refugiarse en Brasil, donde asumió el mando de esta colonia portuguesa.
Antes de regresar a Portugal, en 1812, Juan modernizó la economía y la agricultura y fundó el Banco de Brasil. En 1815 Brasil fue proclamado como parte del Reino de Portugal. Posteriormente el príncipe Pedro, hijo de Juan VI, rechazó la intervención de las cortes portuguesas para Someter a Brasil, En septiembre de 1822 el príncipe Pedro proclamó la independencia de Brasil con el Grito de Ipiranga.
Los movimientos de independencia más complicados y sangrientos se dieron en Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, por lo que también fueron los más lentos. Simón Bolívar y Antonio José de Sucre iniciaron la emancipación de Nueva Granada al derrota en Boyacá a los españoles, lo que marcó el fin del movimiento de independencia de Colombia.
Antonio José de Sucre consumó la Independencia de Venezuela con la batalla de Carabobo. Después Sucre recibió apoyo militar de San Martin y derrotó a las tropas realistas en la batalla de Pichincha, acontecimiento decisivo para el triunfo de la lucha insurgente en Ecuador.
La lucha por la independencia en Perú se radicalizó en 1820 por efecto de la campaña emprendida por José Francisco de San Martín. Tras desembarcar en las Costas de Perú, San Martin inició la liberación del Virreinato del Perú. Pero fue hasta 1824 Cuando Bolívar y Sucre consumaron la emancipación de este país del Sur en la batalla de Ayacucho.
La independencia de América Latina fue un capítulo singular en la historia de las revoluciones liberales de la Época Moderna, aunque no obtuvo los mismos resultados que el movimiento de Independencia de Norteamérica o la Revolución Francesa.
Ante los ideales de soberanía que cada nación latinoamericana se forjó, y ante los sueños bolivarianos de una integración regional, Estados Unidos, debido a sus ímpetus imperialistas, se convirtió en el principal obstáculo de los anhelos de libertad e independencia de los países latinoamericanos.
Las debilidades económicas y las pugnas internas por el poder en diferentes países del continente fueron los factores que debilitaron la soberanía y el desarrollo en muchas naciones latinoamericanas.