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Fruto

abril 22, 2012

En el sentido botánico de la palabra, se entiende por fruto el ovario con semillas maduras. En las gimnospermas, por tanto, no existe nunca fruto porque carecen de ovario, y lo que pudiera parecer tal en los tejos, cefalotaxos, etcétera, no es otra cosa que la semilla, la cual, a veces, por su consistencia blanda al exterior y por poseer un hueso, presenta el aspecto de fruto.

Al convertirse en fruto, el ovario sufre transformaciones más o menos profundas. En la serie de las angiospermas, de ordinario se desarrolla en extremo, cambio de consistencia y coloración y ofrece gran riqueza morfológica. La hoja u hojas carpelares, que, transformadas, integran el fruto junto con las semillas, constituyen el llamado pericarpo.

Suele acontecer que, en el proceso de la maduración del fruto, las partes externa e interna de la hoja carpelar se diferencian de manera diversa, de modo que es posible distinguirlas como exocarpo, la externa, y como endocarpio, la interna. Es corriente que la parte mediana de la hoja carpelar, más o menos acrecida, se dintinga bien entre aquellas dos; a veces, de por sí constituye la mayor parte del fruto; esta capa se llama mesocarpo.

partes del fruto

En relación a la consistencia del pericarpo, los frutos son, o bien si aquél es duro, membranoso, coriáceo o leñoso, o bien carnosos, si es más o menos blando. En unos casos el fruto, maduro, se abre y suelta las semillas; en otros, no se abre jamás, y las semillas pueden germinar en su interior, sin salir de él. Los primeros son frutos dehiscentes, los segundos. Indehiscentes.