Moluscos fósiles
Sus restos fósiles son los más importantes en paleontología, tanto para la distinción de los diversos materiales como por los datos importantes que proporcionan (teniendo en cuenta sus analogías con los vivientes) para las determinaciones paleogeográficas de las diversas épocas geológicas.
Interés paleontológico
Se debe a tres circunstancias principales que en ellos concurren. Es la primera el estar dotados de caparazón calizo, que se fosiliza y conserva con gran facilidad. La segunda, la gran antigüedad y persistencia, a través de las edades geológicas, de los grupos morfológicos, de tal modo que ya aparecen diferenciados los moluscos en la base del Paleozoico. Y la tercera, la gran cantidad de especies e individuos.
Esta abundancia resulta tal, que es rara la formación geológica que no se caracterice por fósiles de este tipo. La acumulación de los restos esqueléticos de moluscos constituye rocas y depósitos de gran espesor, por ejemplo las denominadas calizas caparazónicas. Estos tres caracteres han motivado la frase de que los moluscos constituyen para la paleontología el instrumento más corriente para identificar las características paleogeográficas de los distintos tiempos geológicos.
Rasgos comunes
Aunque de organización y estructura anatómicas diferentes, según los grupos en que el tipo se divide, pueden considerarse como características comunes a todos ellos, el ser animales de simetría bilateral. Más o menos enmascarada por la torsión o arrollamiento de ciertas partes del cuerpo; poseer un órgano carnoso llamado pie, que sirve para la locomoción; un gran repliegue cutáneo (el manto), que suele segregar un caparazón calizo, por lo común externo, y en ciertos grupos interno, y el que este caparazón esté formado por una o dos valvas cónicas y más o menos arrollado en espiral.
Algunos de los moluscos son:
– Lamelibranquios,
– Gasterópodos y,
– Cefalópodos.