Equinodermos fósiles
En apariencia, el esqueleto y los órganos de los equinodermos están dispuestos, en la mayoría de sus grupos, en simetría pentarradiada, si bien en un examen atento constata que se trata de animales con simetría bilateral.
Los equinodermos más antiguos y de organización más rudimentaria, los cistideos, no presentan simetría alguna.
Las porciones fosilizadas del esqueleto de los equinodermos se reconocen por el aspecto espático que presentan, de tal modo que al romperse lo hacen siempre en fragmentos romboédricos, o según las direcciones de los tres planos correspondientes a la exfoliación romboédrica de la calcita cristalina.
Se debe esta singular disposición, que permite referir a un equinodermo un pequeño fragmento de un fósil con esta estructura, a que en el esqueleto de tales animales se disponen las partículas calcáreas según la simetría romboédrica, y al sustituirse, en la fosilización, la materia orgánica por la caliza, ésta sigue disponiéndose con la anterior orientación.
Equinoideos
Los erizos de mar constituyen excelentes fósiles para la determinación de los diversos horizontes geológicos de los terrenos secundarios y terciarios, en donde abundan mucho; pues, por una parte, la fosilización de estos animales es perfecta, y por otra, evolucionan sus especies con rapidez. Además, aparecen formas características de cada nivel estratigráfico con gran área de expansión geográfica.
Los más antiguos equinoideos son del Silúrico inferior, que perduran, con poca abundancia de géneros y especies, hasta el final del Paleozoico. A partir del comienzo de la era Mesozoica surgen formas nuevas, algunas de las cuales se pueden suponer derivadas de las del Paleozoico. El nuevo grupo evoluciona muy pronto, y presenta grupos y especies de muchísimo interés estratigráfico. Al final de la era Secundaria, en el Cretácico, aparecen los erizos llamados irregulares, que durante el Terciario adquieren su máximo desarrollo, estas formas llegan a los mares actuales.