El proceso creativo
Hay ciertas creaciones que pueden ser episódicas: parecen consistir en una iluminación y en la subsiguiente ejecución, dentro del esquema “estímulo-respuesta”. Por ejemplo, “se me ocurre” un nuevo arreglo de los muebles de mi sala, y en diez minutos todo queda listo; o bien, un reajuste en el organigrama de mi oficina; o un chiste sobre el último presidente; o un tema novedoso para un artículo de revista. Cada una de estas creaciones es tan breve que parece ser más un acto que un proceso.
Aunque aun en estos casos suelen existir procesos subconscientes que en un momento dado emergen a la luz, nos interesan aquí las otras creaciones: las que son complejas, las que son fruto de larga elaboración, las que implican encadenar muchos elementos y vencer muchos obstáculos. Por ejemplo, escribir un libro, planear y construir un grande edificio, fundar y organizar un partido político, concebir y dar a luz una teoría científica de vastos alcances.
Es imposible dar con un cliche: con una especie de instructivo o de manual de creatividad, listo y expedito para todos. En esto, más que en las actividades de la vida ordinaria, cada persona se traza su propio camino, y sigue su propio ritmo.
Distinguimos en el proceso creativo seis etapas:
- El cuestionamiento
- El acopio de datos
- La incubación
- La iluminación
- La elaboración (ejecución y / o verificación)
- La comunicación y / o publicación