Efectos de las armas nucleares en el ambiente
Los primeros efectos de una explosión nuclear son: una onda muy brillante que desprende enorme calor y radiación térmica y una inmensa ráfaga de aire, originándose incendios y una vasta destrucción; también se desprenden una serie de pulsos electromagnéticos (EMP) que, sin dañar a los seres humanos o a los edificios, anulan los sistemas de comunicación.
La radiación nuclear, extremadamente dañina para todas las formas de vida, adopta la forma de radiación directa en el momento de la explosión y de la lluvia radiactiva, esto es, del polvo y restos succionados e irradiados durante la explosión que caen de nuevo a la tierra. Es posible diseñar armas que aumenten ambos efectos.
Las armas pensadas para ser utilizadas contra las unidades militares producirán una alta cantidad de EMP con el fin de neutralizar la red de comunicaciones militares. El tipo mejor conocido es la llamada bomba de neutrones o bomba radiactiva con efectos explosivos reducidos.
Esta bomba aumenta al máximo la radiación letal directa para matar las tripulaciones de los carros de combate, pero reduce al mínimo los efectos de la explosión sobre el material bélico o edificios.