Ciudadanía democrática en el futuro colectivo
La participación ciudadana es la intervención activa, la realización de acciones concretas con el objetivo de influir en la vida en común. En este sentido, puede hacerse referencia a dos tipos de participación ciudadana:
– Participación social: es la injerencia activa en los asuntos que atañen a la vida comunitaria, y puede ser de manera individual o colectiva cooperativas, asociaciones, Organizaciones no Gubernamentales (ONG).
Por ejemplo, realizando campañas de limpieza de nuestra calle, participando en alguna campaña de alfabetización u organizando algún grupo vecinal que lleve víveres a un centro de acopio en caso de algún desastre natural.
– Participación política: Se refiere al ejercicio del poder político, al gobierno de un Estado. Significa la elección de representantes, vigilar el proceso que esto implica, así como el cumplimento de sus actividades, o proponerse para ejercer cargos públicos.
– La participación ciudadana también debe ser democrática. En otras palabras, además de la disposición para mejorar nuestra Sociedad, la participación democrática debe ser informada, organizada, dialogada, basada en la negociación y el consenso, propositiva y legal, de tal forma que se logre el bienestar individual y colectivo.
Todos podemos participar de diversas formas para mejorar la sociedad en la que vivimos; por ejemplo:
– Realizando mejoras en nuestras casas, escuelas, oficinas, colonias, barrios o comunidades.
– Participando en la toma de decisiones que afectan a la comunidad.
– Conservando en buen estado los espacios y bienes públicos.
– Organizando actividades deportivas, culturales o recreativas.
– Eligiendo a nuestros representantes, velando que cumplan adecuadamente con las funciones de su cargo, así como proponerse o ser electo para desempeñar algún cargo público.
Los principales valores cívicos son: el diálogo plural (coexistencia pacífica de ideas), la tolerancia y la solidaridad. Estos principios favorecen la comunicación colectiva ésta no de ende sólo de una persona, sino de todos los involucrados ya que convivir es posible a pesar de las diferencias cuando se llegan a acuerdos mediante el diálogo respetuoso y tolerante, así como la negociación. De esta manera se puede evitar la violencia.
Sin embargo, las diferencias son naturales y en una sociedad plural existe libertad de expresión, incluso cuando las opiniones personales son opuestas a las e la mayoría. A continuación se explican más valores cívicos.
– El diálogo es la conversación de dos personas cuyos objetivos son la comunicación y la comprensión. Es un instrumento efectivo para conocer a otros, así como para intercambiar ideas y crear debates que enriquezcan nuestra manera de pensar y la complementen. Además constituye una excelente forma de evitar los prejuicios y estereotipos.
– Los perjuicios son opiniones previas, por lo general negativas, basadas en el desconocimiento.
– Los estereotipos son imágenes o ideas aceptadas que atribuyen características determinadas a ciertas personas, grupos, ideas u objetos. Regularmente, los perjuicios y estereotipos constituyen la base de la discriminación, que es el trato de inferioridad hacia ciertas personas o grupo por motivos de raza, sexo, religión, condición social, preferencia sexual y postura política, entre otros.
– La tolerancia implica respeto y valoración de la diversidad, y radica en la conservación de la armonía a pesar de las diferencias.
– La solidaridad es la colaboración desinteresada entre las personas basadas en la fraternidad; en otras palabras el cariño desinteresado por nuestros semejantes.