Anfibios

El nombre de anfibios proviene del hecho de que estos vertebrados -la mayoría de sus especies- tienen la facultad de vivir indistintamente en ambiente terrestre o acuático.

Otra característica esencial es la de que muchos de ellos atraviesan durante su época juvenil una fase acuática, y al hacerse adultos entran en la fase terrestre. Es decir: cambian de medio y sufren metamorfosis.

Las ranas son el arquetipo de la clase Anfibios. Son ágiles en tierra firme y nadan a la perfección. En su fase joven son acuáticas y en la fase adulta básicamente terrestres. Sin embargo, dentro del grupo hay todo un gradiente de adaptaciones.

La metamorfosis consiste en el siguiente proceso: al nacer, el animal tiene aspecto de pez, nadando en el agua mediante el movimiento ondulatorio de la región caudal o posterior, delgada, y comprimida; respira en el agua a través de un aparato branquial y no tiene necesidad de emerger a la superficie para respirar.

Tras un lapso de tiempo, el renacuajo acuático comienza a transformarse: cambia su forma y varía su organización mientras se hace adulto. Se le desarrollan unos pulmones, pierde la cola y las extremidades cobran una perfecta diferenciación, con las posteriores más largas, adaptadas para el salto. Comienza a emerger a la superficie y finalmente puede permanecer en tierra todo el tiempo necesario, sin perder la facultad de sumergirse en el agua largo tiempo.

Los anfibios presentan el cuerpo desnudo, o sea sin escamas, placas o pelos. Su piel es transpirante, debido a la existencia de numerosas glándulas que la humedecen permanentemente.

De adultos son carnívoros, alimentándose de insectos, crustáceos, caracolillos y gusanos. Los renacuajos, en cambio son predominantemente herbívoros. Son inofensivos para el hombre y muy útiles por la gran cantidad de insectos que devoran. Se reproducen por huevos, que ponen abundantemente. Taxonómicamente se dividen en 3 grandes grupos.

Clasificación de los anfibios