Cambios físicos, sociales y afectivos durante la adolescencia
Es normal y saludable que con la pubertad experimentes atracción sexual por otras personas; tus hormonas motivando en ti cambios que transformarán tu vida y tu identidad. Pero puedes vivir esos cambios de manera informada y responsable.
La actividad hormonal del adolescente influye en muchos aspectos de su personalidad, impulsos, emociones, desconciertos, estados de ánimo cambiantes, inquietudes sentimentales e intelectuales. ¿Qué significa esto?.
Con la adolescencia sobrevienen cambios físicos, psicológicos, afectivos y sociales.
Todos esos cambios provocan en el adolescente la necesidad de redefinir su identidad ante sí mismo y ante los demás. La personalidad adolescente se manifiesta mediante la búsqueda de independencia y autonomía y frecuentemente entra en conflictos con la autoridad familiar, escolar, e incluso religiosa.
Pero los cambios suscitados en el adolescente requieren una adecuada, oportuna e informada disposición de los padres para apoyar a sus hijos.
Desde el punto de vista social de la identidad, el adolescente experimenta la necesidad de pertenecer a una comunidad y se esforzará por sentirse aceptado. Los espacios de convivencia permiten que los adolescentes encuentren nuevas amistades y que se interesen por el noviazgo.
Las relaciones amistosas, el compañerismo y la realización de actividades en compañía de otros convierten a la adolescencia en una etapa muy estimulante e interesante, así como experimental y creativa. Puede ser la mejor época de la vida para muchas personas.
Esas relaciones resultan saludables cuando se basan en valores sólidos como el respeto, la comprensión, la solidaridad, la honestidad, la justicia, y cuando fortalecen la autoestima, la dignidad, la responsabilidad, la seguridad, la convivencia y el apoyo mutuo.
Formalmente, el noviazgo implica un compromiso sentimental con otra persona, con la cual se comparte la amistad, el cariño y el contacto físico. Por eso, la fidelidad suele ser un componente básico del noviazgo. El respeto, la comprensión, la confianza y el diálogo entre novios permiten; que esa relación sea constructiva. Pero cuando no hay respeto o se bloquea la comunicación, el noviazgo suele convertirse en una relación destructiva.
Si bien la violencia es inadecuada entre personas que han entablado una relación de noviazgo, por desgracia es muy común. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de cada 10 adolescentes, tres confiesan que han permitido alguna forma de violencia durante el noviazgo. Por otro lado, muchas de las mujeres maltratadas durante el matrimonio, primero padecieron violencia en el noviazgo.
Y de acuerdo con estudios realizados por el Instituto Mexicano de la juventud, aproximadamente 15% de los jóvenes mexicanos de sexo indistinto entre 15 y 24 años de edad, enfrentan comúnmente agresiones físicas con su pareja, incluyendo la violencia sexual.
Dichos estudios también señalan que más del 75% han vivido violencia psicológica, es decir, alguna forma de hostigamiento, acoso, celos exagerados, invasión de su privacidad o de su intimidad, etcétera.
Sin embargo, aunque el maltrato hacia la pareja pueda “parecer normal” y estadísticamente resulte muy frecuente, no es saludable y no fortalece los vínculos sentimentales ni amorosos. La violencia es causa de la disolución de muchas familias.
Es necesario, pues, que desde la adolescencia cada persona se concientice y asuma actitudes adecuadas frente a su novia o novio. ES tan importante, en este sentido, no ejercer violencia contra la pareja, como tampoco permitirle que la practique contra uno. La equidad de género, es decir, el reconocimiento de la dignidad y de los derechos humanos tanto en hombres como en mujeres en términos de igualdad, favorece la convivencia entre ambos géneros y contribuye a que la vida en pareja resulte saludable y satisfactoria.