Riesgos relacionados con las adicciones
El Diccionario de la Real Española Academia de la Lengua se refiere al término adicción como un hábito patológico por el consumo de una droga. También lo define como la afición obsesiva por algo. Se entiende entonces que las personas podemos desarrollar adicciones por el consumo de alguna sustancia nociva para la salud o adicciones relacionadas con un determinado hábito que se torna obsesivo y patológico.
En este sentido, no sólo el tabaquismo o el alcoholismo son adicciones, ni tampoco sólo se desarrolla la adicción a alguna droga como la mariguana o las anfetaminas.
El comer de manera compulsiva, o la afición obsesiva por el ejercicio, los videojuegos, la televisión, el internet o, inclusive, el sexo pueden ser verdaderos hábitos patológicos o adicciones. Las adicciones pueden ser consideradas como verdaderas enfermedades, muchas veces de carácter pandémico, es decir, de magnitud mundial.
En el caso de los adolescentes, es necesario señalar que su situación como personas que atraviesan un proceso de desarrollo de su identidad y que por su naturaleza tienden a experimentar y a buscar el contacto con nuevas experiencias, con mayor facilidad puede incurrir en adicciones.
En otras palabras, estadísticamente hablando, la mayoría de las personas adultas que padecen alguna adicción, iniciaron ésta desde la adolescencia. Entre las adicciones más comunes se encuentra el consumo de drogas, verdadero problema de salud pública. La Organización Mundial de la Salud define las drogas como cualquier sustancia psicoactiva que en el interior de un organismo viviente puede modificar su percepción, estado de ánimo, conocimiento, conducta o funciones motoras.
Las drogas son sustancias naturales o sintéticas cuyo consumo produce un efecto inmediato eventualmente placentero, o que agudizan los sentidos, estimulan sensaciones, modifican la percepción y el estado de conciencia; también pueden provocar alucinaciones.
Aunque en cada persona pueden variar, los efectos de las drogas repercuten en forma directa sobre el sistema nervioso. El deterioro que ocasionan en el organismo, la dependencia y la tolerancia que Se desarrollar por el consumo de drogas son severas consecuencias reales y peligrosas para la salud física y mental del individuo.
El agotamiento y la somnolencia, pero también el insomnio, así como la alteración del pulso cardiaco son consecuencias comunes asociadas a la resaca provocada por sustancias sintéticas. Pero la recurrencia frecuente a algún tipo de droga puede provocar una intoxicación crónica del organismo porque sus residuos tienden a acumularse en el cuerpo.
Desde el punto de vista psicológico, la baja autoestima o los estados de ánimo depresivos suelen actuar como factores que motivan la búsqueda de una alternativa que alivie la angustia o la tristeza. Pero el consumo de drogas es una solución engañosa y momentánea porque puede agudizar los cuadros depresivos o la ansiedad en forma inmediata o después.
A veces se suscitan reacciones violentas en una persona bajo el influjo de una droga; y en casos graves, hay trastornos psíquicos que llevan al adicto hacia la esquizofrenia.
Es el caso de la heroína, sustancia sumamente tóxica y adictiva derivada de la morfina, la cual provoca alucinaciones que pueden dañar con severidad la salud mental. El impulso suicida es otra posible reacción provocada por el abuso de drogas.
Muchas sustancias sintéticas como el crak terminan lesionando tejidos y órganos y pueden provocar el deterioro de alguna función orgánica. Y el paro cardiaco o respiratorio por sobredosis en el consumo de una droga es un accidente frecuente que acarrea la muerte del individuo.
Desde una perspectiva social, la adicción a alguna droga (el alcohol es también considerado una de ellas) genera problemas de relación con la familia y en otros ámbitos de convivencia.
El bajo rendimiento o el ausentismo laboral o estudiantil que suele manifestar en su conducta una persona adicta son factores que pueden repercutir en la pérdida del empleo o en el abandono de los estudios.
Algunas personas llegan a depender tanto de una droga sintética que fácilmente delinquen para conseguirla. Robar las pertenencias de familiares o de amigos, atracar a transeúntes en la calle, o incorporarse a actividades relacionadas con el tráfico de drogas o con el narcomenudeo son “alternativas extremas” que adoptan algunos adictos ante la pérdida real de expectativas sociales.