Revolución Rusa
La situación de Rusia a inicios del siglo XX era desastrosa; había Crisis económica, el decadente régimen zarista estaba al frente de una nación empobrecida con desajustes económicos y rezagos industriales.
Existía una evidente división en clases sociales que se reflejaba en la miseria de la población, pobreza que se debía entre otros factores a la persistencia de los esquemas feudales v el estancamiento de la agricultura. Las ciudades rusas padecían desabasto de alimentos y de energéticos; el hambre y el desempleo provocaban la inconformidad.
La situación que desencadenó la Revolución Rusa, también llamada Revolución Bolchevíque, Socialista, Roja o de octubre, tuvo sus antecedentes en el llamado “Domíngo sangriento» (matanza de obreros que se manifestaban pacíficamente para demandar al zar Nicolás II un salario más alto y mejores condiciones de trabajo realizada por la guardia imperial rusa en 1905), el cual reflejó la política autocrátíca del régimen de la dinastía Romano.
El zar trató de minimizar los hechos permitiendo la creación de la Duma (Parlamento), la cual quedó integrada dos facciones principales: los mencheviques (moderados) y los bolcheviques (radicales). En el siguiente esquema se resume: acontecimientos que culminaron con el triunfo de la primera revolución socialista del mundo:
La revolución socialista trasformó a Rusia al dotarla de nuevas características, por ejemplo:
– La abolición de la propiedad privada de la tierra y de los medios de producción.
– El establecimiento del control obrero en las empresas.
Después de la Revolución Rusa, también llamada Revolución Socialista, Bolchevique o de Octubre, siguió una guerra civil y finalmente, en 1923, por decreto constitucional Rusia cambió de nombre a Unión de Repúblicas Soviéticas (URSS), como se le llamó hasta inicios de la década de 1990, cuando concluyó el llamado socialismo real en Europa con la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, enfrentamiento que se abordará más adelante.