Filogenia y ontogenia
Por ejemplo, un ser vivo cualquiera, hongo, animal o vegetal, puede estudiarse en los tiempos geológicos cuáles debieron ser las formas primordiales de que proceden, y las que siguieron hasta su estado y características actuales. Es decir, se puede seguir su genealogía, lo que lo que los naturistas llaman su filogenia.
En el recurso de su desarrollo, esta historia se reproduzca en pequeño, y de un modo bastante semejante, desde la aparición de su germen hasta su perfecto desenvolvimiento, <historia en resumen>, que se llama ontogenia. Y en el principio de la genealogía, como el comienzo de la vida o historia individual, encontraremos confusiones de unos seres con otros.
La escala orgánica forma una cadena, cuyos primeros eslabones fueron casi idénticos, y los inmediatos también muy semejantes entre sí, siendo difícil discernir cuándo pertenecen al reino vegetal o reino animal, si bien puede casi asegurarse que los de aquél fueron los más primitivos y precedieron a los segundos.
Esta cadena eslabonada, esta correlación de los seres, escapa a veces el conocimiento porque las catástrofes geológicas o el tiempo, en su continua destrucción y formación, en su incesante transformación de la materia, no dejan siempre señales de su labor.
Vegetales, hongos y animales se caracterizan por el conjunto de su morfología, de su estructura, de su vida, y puede decirse que, si a veces los caracteres señalados bastan, en otros casos es la exclusión de ellos lo que puede servir de dique entre los reinos.