Branquiópodos fósiles
Dada la constitución calcárea del esqueleto, la fosilización de los Braquiópodos se realiza con facilidad.
En algún caso ha habido transformación en sílice o calcedonia y mediante el empleo de ácidos que disuelven el relleno calcáreo, se obtienen ejemplares con el detalle de las piezas esqueléticas internas.
Aparecen los braquiópodos en el terreno cámbrico con diversidad de especies, lo cual hace suponer que el origen del grupo se halla en épocas anteriores, pero sus antecedentes nos son desconocidos a causa del intenso metamorfismo que han experimentado los materiales anteriores al Primario. Durante el Silúrico aparecen numerosas formas nuevas, de modo que el grupo llegó a contener más de dos millares de especies en el Silúrico superior.
El Devónico es también época de gran desarrollo para los braquiópodos. Decrece el número de especies en el Carbonífero, aunque aparecen, en cambio, formas nuevas, y continúa la disminución durante el Pérmico. Al llegar la era Secundaria, se han extinguido la mayor parte de las formas paleozoicas, y son los grupos de rinconélidos y terebratúlidos los que, por su abundancia de especies, ofrecen buenos caracteres para las determinaciones de los pisos estratigráficos.
En el Terciario quedan muy pocas formas, descendientes directas de las mesozoicas. En la actualidad vive cierto número de especies no inferior al que existía en cualquiera de los períodos del Terciario.
Una particularidad de los braquiópodos es la persistencia de algunos géneros a través de todos los periodos geológicos, hecho poco frecuente en paleontología. Tal sucede, por ejemplo, con el género Língulu, abundantísimo en Filipinas.